He cerrado muchos capítulos en mi vida, como lectora y como seriéfila. Y, en general, siempre he sido capaz de cerrarlos bien. Con más o menos alegría, con más o menos lágrimas, en función de la historia. Pero siempre he podido dejar atrás esas historias que vivía con los personajes de los libros y series.
Pero esta vez estoy rota. Tengo el corazón roto porque mi serie favorita, Supernatural, ha terminado para siempre. Este viernes 20 de noviembre se emitió el último episodio de todos y aún no lo he asimilado. Viendo el capítulo, lloraba a mares, después de terminarlo seguía llorando. Y escribiendo esto se me llenan los ojos de lágrimas.
Estoy rota, ya os lo he dicho. Siento un vacío terrible. Sabía que llegaría el día en el que tendría que despedirme de estos personajes a los que llevo acompañando desde 2013, pero no sabía que sería tan doloroso. Escribir esto para mí está siendo horrible, pero necesito hacerlo. Porque como dijo Dean en este último capítulo, el dolor nunca se irá, pero hay que seguir adelante.
Ha sido muy duro ver este último episodio, porque me cuesta cerrar este capítulo de mi vida. Tener que despedirme de mi serie favorita pero también de mis personajes favoritos… me está costando mucho. Dean siempre será mi personaje favorito de todos, pero Sam también. Haber seguido sus aventuras durante tanto tiempo y ahora tener que despedirme para siempre… Es complicado de hacer.
Creo que Supernatural llegó a mi vida en el momento adecuado. Me sumé tarde al carro de la serie, sí. Pero cuando empezó, en 2005, yo tenía apenas 7 años, no la hubiese disfrutado como lo he hecho desde los 16 hasta ahora, a punto de cumplir los 23. Pero como digo, llegó en el momento adecuado. Empezaba bachillerato, no tenía nada claro, no me sentía a gusto dentro del contexto en el que me encontraba. Refugiarme en esta serie fue mi bendición.
Me encontré con personajes humanos, es decir, imperfectos. Desde el primer momento nos dejan claras sus debilidades y sus fortalezas. A qué le temen, con qué disfrutan. Cuáles son sus intereses. Por qué actúan como actúan. No son personajes perfectos, a los que todo les sale bien. Para nada. No les sale todo bien, a diferencia de otras series donde todo es maravilloso y genial. En esta serie, Sam y Dean sufren, y yo he sufrido con ellos.
Esto fue clave para mí. En una época de mi vida en la que necesitaba sentir que no estaba sola, llegaron Sam y Dean Winchester, con sus imperfecciones, dejando claro que no son perfectos pero que trabajarán para mejorar poco a poco. Y creo que resulta evidente que lo consiguen, porque es brutal el contraste en su forma de actuar y de pensar entre el primer y el último episodio de la serie.
No soy la misma persona que cuando empecé a verla. He evolucionado mucho, y me alegra haberlo hecho al lado de Sam y de Dean. Ver esta serie me ha aportado tantísimas cosas. Me ha hecho reír, llorar. Me ha hecho sufrir como pocas series han conseguido. Que nos hayan mostrado sus debilidades ha hecho que pudiera empatizar 100% con ellos, poniéndome en su lugar y haciéndome pensar si lo que hacían era lo correcto o si yo actuaría diferente. He crecido en estos siete años que he disfrutado viendo la serie, y esto me lo voy a llevar siempre.
Aviso a todxs, a partir de aquí habrá spoilers a tutiplén. Es imposible hacer esta entrada sin hacerlos. Tengo que hablar de todo el camino recorrido hasta aquí, y si quiero hacerlo bien, tengo que explicarlo todo como debe ser. Por lo que, si no habéis visto el final, os recomendaría dejar de leer aquí, ver la serie / final, y luego volver. Si lo habéis visto o no os importa haceros spoilers, acompañadme en este viaje.
Volviendo atrás en la entrada, yo no soy la única que ha evolucionado en todo este tiempo. Mi viaje al lado de los Winchester ha sido de siete años, pero la serie comenzó allá por el año 2005, cuando se emitió el episodio piloto que lo iniciaría todo. En 15 años, estos dos personajes han evolucionado lo que no está escrito. Empiezan siendo tan inocentes, llenos de vida y risas. Aunque ellos son cazadores de seres sobrenaturales, y en cada episodio deben encargarse de un caso de este tipo, se entrevé en la forma de relacionarse, de hablar y de actuar que todavía son unos bebés inocentes.
A medida que avanzamos, el tono de la serie también evoluciona, junto a ellos. Podemos percibir cómo ese tono inocente y alegre va dejando paso a otro más oscuro, más profundo. Porque ni Sam ni Dean son los jóvenes adultos que conocimos en el primer episodio, cuando tenían el mundo por montera. Con el paso del tiempo crecen y evolucionan, y me parece que es un camino maravillosamente bien hecho. No es apresurado ni acelerado. Va poco a poco, con cada nueva experiencia que viven. Y en la escena final de la serie, cuando se reencuentran en el cielo y se abrazan, es cuando se consolida todo, cuando se hace evidente lo mucho que han crecido y evolucionado.
Es que me parece sencillamente perfecto. Ha sido un camino perfecto. Un final redondo para mis personajes favoritos de todos los tiempos. Creo que han sabido crear la atmosfera perfecta para cerrar esta historia. A mitad de capítulo Dean muere (solo escribiéndolo ya me echo a llorar) como siempre dijo que lo haría: cazando. Para él, la cacería era lo único a lo que aspiraba, y lo tenía claro desde el principio. Para él, su destino estaba escrito desde siempre, morir en el trabajo. Y he visto ciertos comentarios de cómo el morir atravesado por un simple clavo de hierro oxidado es una muerte mal hecha, pero a mí me parece correcto (no que muera, pero sí que muera en ese contexto).
Chuck aka Dios se obsesionó con los Winchester, eran sus personajes favoritos en sus historias. No es de extrañar que siempre salieran victoriosos de sus cacerías. Pero eso se terminó cuando Jack se convierte en el nuevo Dios, porque él mismo lo dice, no espera que nadie le rece o dé la vida por él. Jack se desentiende (más o menos) de los humanos, quiere que vivan sus vidas. Y por eso mismo, la muerte de Dean, aunque es muy dolorosa, creo que es correcta para cerrar su círculo.
Muere haciendo lo que siempre ha disfrutado haciendo, cazar. Muere trabajando, después de cargarse un nido de vampiros. Y hacerlo al lado de Sam, agarrándose de las manos, despidiéndose para siempre, es sencillamente desgarrador. Dean sabe que le queda poco tiempo en la Tierra, y se despide de su hermano, esta vez para siempre. Haciendo un súper guiño a la primera conversación que tienen en toda la serie. Los pelos de punta rememorando este diálogo:
– No puedo hacer esto solo.
– Sí que puedes.
– Bueno, pero no quiero.
¿Oís cómo se rompe mi corazón? Es que después de esto, Dean se muere, abrazado a su hermano, liberándose de todo. Yo no puedo más. No puedo con esto. Es un final perfecto para Dean, que muere como un auténtico cazador. Y después, con su llegada al paraíso. Jack, gracias a Castiel, ha remodelado el cielo, y ahora es un espacio donde vivir en paz, feliz. Y Dean, en paz consigo mismo, se monta a nuestro amado Impala, y recorre el cielo, mientras espera la llegada de Sam, con Carry on my wayward son de fondo.
Pero, ¿y el final de Sam? Es que es otra maravilla. Sam siempre quiso una vida sencilla, alejada de todo lo sobrenatural. Al principio de la serie los hermanos están separados porque cada uno tomó su camino. Y Sam tenía esa vida sencilla, en la universidad, con una novia con la que vivía. La llegada de Dean puso su mundo patas arriba, y eligió a su hermano y el mundo de lo sobrenatural por encima de lo demás. Con la muerte de Dean, Sam elige reprender esa vida que quería para él. Se casa, tiene un hijo (qué bonito ver que le llamó Dean), y después de vivir esa vida plena, muere, reuniéndose en el cielo con su hermano. En un abrazo que los vuelve a unir, ahora para siempre.
Esa escena final, ese reencuentro en el cielo, me hace llorar cada vez que la recuerdo. Es el final perfecto para ambos. Cada uno obtuvo lo que quería. Dean siempre pudo dedicarse a la caza, y murió siendo el cazador que era, con su funeral incluido y un viaje por el cielo al volante del Impala que siempre nos ha acompañado a lo largo de la serie. Y Sam consiguió tener esa vida tranquila, con una esposa, con un hijo al que crio. Y con ese abrazo, se cierra todo este capítulo en sus vidas.
Por eso mismo ahora quiero hacer un pequeño inciso. Sé que hay gente enfadada con este capítulo, y consideran el verdadero final de la serie el capítulo 19. Puedo entenderlo, es comprensible. Pero ahí no se cierra bien la historia. Entiendo que al derrotar a Dios y con ese pequeño memorándum de todos los personajes que se han cruzado por la vida de los Winchester, y esa música tan nostálgica, la gente considere ese el verdadero final de la serie.
Pero para mí, el final del episodio 20 es el auténtico final. Me dolió ver que no aparecían personajes tan importantes como Castiel, o Jack. Incluso los propios padres de los Winchester. Pero en sí no me molesta. Dentro del marco de la pandemia, era complicado que estuvieran todos en ese episodio final, por lo que comprendo que no pudieran aparecer. Además, esta serie acompañaba a Sam y a Dean, y de alguna forma, me parece correcto que nos despidamos de una forma más intensa de ellos dos que no tanto de los demás.
De Castiel ya nos despedimos en el episodio 18, cuando se sacrifica por los demás (pelos de punta en esa escena), y de Jack en el episodio 19, cuando se convierte en el nuevo Dios. De John y de Mary ya nos despedimos hace bastante tiempo. Por eso, me gusta que Bobby simplemente los mencione, que explique muy brevemente qué ha sido de todos ellos. Este capítulo tenía que cerrar las tramas de Sam y Dean Winchester, nos tenia que despedir de ellos. Por lo tanto, me parece correcta esta forma de decirles adiós a estos personajes, porque para mí, la historia siempre ha sido de Sam y Dean, y aunque ha habido mucha gente que los ha acompañado durante el camino, no había espacio para más.
Como digo, el final que nos plantea el episodio 20 es más que redondo. Después de cómo había terminado el 19, cualquiera se esperaría un giro en la trama y que nos dieran algo con más acción. Yo misma me había preparado una lista de posibles cosas que pasarían en este final o que esperaba que sucedieran. Y ninguna se ha cumplido. Pero después de haber visto el final que nos ha traído el capítulo 20, no puedo hacer otra cosa que sentirme agradecida por ello. Repito, ha sido un final redondo, sencillo pero efectivo. El final perfecto.
Algo que para mí ha sido genial han sido los guiños al primer episodio y un poco a la primera temporada. Empezando con ese diálogo que ya hemos mencionado antes, que ha sido una repetición exacta. Aunque con el detalle de que esta vez las frases estaban invertidas. Ahora es Sam quien no puede (o no quiere) estar solo. Porque quien se marcha es Dean, y después de quince años, lo necesita a su lado. Pelos de punta.
Otro detalle han sido las matrículas del Impala. A lo largo de la serie, el coche tiene dos matrículas diferentes, y en este episodio no se han olvidado de ello, lo cual me ha parecido genial. Cuando Dean se sube al Impala que hay para él en el cielo, lo hace en uno que lleva la primera matrícula de todas, la inconfundible KAZ2YZ. Es una alusión evidente a esas primeras temporadas de la serie. Pero cuando Sam, ya más mayor y con su hijo ya independizado, se sube al Impala, y la matrícula que nos muestran es la nueva, la CNK80Q3. Me ha parecido una forma fetén para diferenciar entre el cielo, donde ahora vive Dean, y la Tierra, donde Sam no ha podido olvidar el dolor de perder a su hermano mayor, pero ha conseguido seguir adelante.
Más detalles. El famoso diario de papá. Durante la primera temporada, cuando se dedicaban a buscar a su padre y todavía eran bastante inexpertos en todo el tema de la caza, siempre consultaban el diario de su padre y las anotaciones que tenía acerca de los diferentes seres sobrenaturales. Pues en este episodio lo vuelven a utilizar, pues el caso en el que están trabajando le recuerda mucho a uno en el que estuvo involucrado su padre. De alguna forma, este guiño me gustó, porque, aunque no era fundamental para la trama, ayudó un poco al viaje, devolviéndonos a esos inicios que probablemente nunca olvidaremos.
Y hablemos del detalle que me ha parecido precioso para cerrar este círculo. La ropa que usan. A simple vista, puede parecer que no tiene nada de especial. Pero, si se vuelve a ver el primer episodio, te puedes dar cuenta de que es la misma ropa que usaron en ese entonces. En la última escena, en la que se reencuentran los dos hermanos en el cielo, llevan la ropa que usaron en el primer caso de todos. El caso con el que nos unimos a los Winchester en esta larga y maravillosa historia. Me parece un detalle precioso, porque te transporta a esa aventura en la que conocimos a un joven Sam y a un joven Dean, que no habían perdido nada y todavía tenían mucho camino que recorrer. Como digo, ha sido perfecto para cerrar todo el círculo.
No sé qué más decir. Escribir estas cuatro páginas de Word ha sido casi terapéutico, una forma de despedirme yo de Sam y de Dean Winchester. Me costará cerrar este capítulo de mi vida. Recordando la frase de Dean, el dolor nunca se irá, pero tengo que seguir adelante, y ahora sin estos hermanos a los que conocí en el momento más oportuno de mi vida. Tengo el corazón roto, yo estoy rota. Y no porque haya sido un final malo, lo cual ya hemos aclarado que no ha sido así, en absoluto. Estoy rota porque esta serie, que es y será mi serie favorita, ha terminado para siempre. Se ha cerrado este capítulo, de forma magnífica.
Como ya he dicho, ha sido muy duro ver este episodio final. Retrasaba todo el tiempo verlo porque me daba miedo que no cumpliera con las expectativas, pero sobre todo porque no quería despedirme para siempre de el que es mi personaje favorito de todas las series de televisión que he visto, Dean Winchester. Pero tampoco quería despedirme de Sam Winchester, otro personaje al que he terminado amando como a pocos. Tener que decir adiós a estos dos va a ser difícil. Pero lo haré, tengo que seguir adelante.
Gracias, Jared. Gracias, Jensen. Gracias por haberme dejado participar en este viaje que ha durado quince años, al cual yo me sumé ocho años después, gracias por haberme dejado acompañaros a lo largo del tiempo.
Gracias por haber hecho Supernatural, una serie que siempre llevaré en el corazón. Gracias, Jared, por interpretar a Sam Winchester, un personaje con el que enseguida empaticé, al que enseguida amé. Un personaje que, con su inocencia, pero también su forma de ser, se hace querer al momento.
Y gracias, Jensen, por interpretar a Dean Winchester, mi personaje favorito, no solo de esta serie, sino de todo el universo seriéfilo al que pertenezco. Gracias por haber creado a este personaje tal y como es. Nadie podrá llenar el hueco que dejas en mi corazón.
Sam y Dean han sido dos personajes que me han hecho sentir tantas emociones a lo largo de los episodios que es difícil hablar de ello en un espacio de texto tan corto. Me han hecho reír, me han hecho llorar, me han hecho sufrir y me han hecho disfrutar como nadie.
Sam, Dean. Gracias por todo. Me habéis regalado emociones, sobresaltos, risas y llantos, pero, sobre todo, me habéis regalado una etapa de mi vida que nunca olvidaré. Siempre os llevaré en mi corazón. Gracias.