Reto de lectura 2022

El vals de la bruja: 5/5

¿Brujas en la época victoriana? Yo digo sí. Estoy dentro. Me llamó muchísimo la atención cuando lo vi por Instagram, me llamó muchísimo su portada y su argumento. Es que era un libro hecho para mí.

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Alguien está mintiendo: 4/5

La premisa del libro ya era un: contigo a todo. Y si bien ha estado un libro interesante de leer, siento que fue demasiado obvio todo. Nada más empezar todo, ya tenía bastante claro qué había pasado, así que tampoco fue ninguna sorpresa descubrir la verdad. Pero es un libro interesante de leer y que merece mucho la pena.

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Alguien es el siguiente: 3/5

Este libro cumple con la gran frase “Segundas partes nunca son buenas”. Y mira que la premisa era muy buena, pero se me quedó muy flojo. El anterior libro de la trilogía, si bien es algo predecible, te mantiene más en vilo, estás deseando ver cómo encajan las piezas dentro del puzle. Y aquí, en cambio, me encontré con una historia bastante más sosa, más aburrida. Con decir que no me acuerdo de casi nada… No digo nada y lo digo todo.

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Cinder: 5/5

Una relectura a la que tenía muchas ganas de hincarle el diente para reengancharme a esta saga que tanto me enamoró en su día y que ha conseguido de nuevo atraparme. Retelling de un cuento clásico que todos conocemos, pero adaptado a una nueva versión y aventura que te atrapa por completo y te invita a seguir descubriendo este nuevo mundo.

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Generación Uno: 4/5

Los seis fugitivos: 3/5

Retorno a cero: 4/5

Con esta trilogía no me voy a extender demasiado porque ya publiqué una entrada bastante larga sobre mi opinión acerca de esta. Si queréis conocer en detalle lo que pienso sobre esta continuación de Los Legados de Lorien, pinchando AQUÍ llegaréis hasta la entrada en cuestión.

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Has llamado a Sam: 3/5

Me dejó bastante fría. La historia que nos presenta es emocional, preciosa, una que atraviesa el duelo de alguien que ha perdido a un ser amado… pero es que a mí no me emocionó, no me llegó. No llegué a empatizar con Julie ni con su dolor, no sé si por el personaje o por cómo estaba contado, pero me dejó indiferente. Y sí, comparto que es un libro muy bonito y que, en sí, la intención está muy bien traída. Pero lo siento, no sé si por mis expectativas tan elevadas o qué, pero me dejó bastante fría. No es un mal libro, pero me faltó emoción.

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Una herencia en juego: 5/5

¿Cómo no me iba a sumar yo a este carro, si la premisa ya me lo dice todo? Es que me pasó lo mismo que con el primer libro de este año, estaba dentro por completo. Me ha encantado, un puzle tan intrincado, pero tan bien construido que no podía parar de leer, lo devoré en muy poco tiempo. Ah, y aquí siempre seremos TEAM Grayson.

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Un trato con el rey de los elfos: 5/5

Cuánto daño ha hecho Instagram y TikTok y qué buenos libros me trae. Es que cómo no iba a leerlo cuando a mí me encanta el mito de Hades y Perséfone y este libro está inspirado en ese mito. Me ha encantado, sí lo digo. Una trama muy bien contada, una historia de amor muy bien llevada a cabo, un mundo mágico precioso del que quiero seguir descubriendo cosas. Mis 10.

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La hipótesis del amor: 5/5

Este libro me destrozó, se tenía que decir y se dijo. Ali Hazelwood me ha creado unas expectativas sobre el amor y sobre los hombres que no son nada realistas y ahora mismo es lo único a lo que aspiro. Esta historia me ha parecido preciosa de principio a fin, con unos personajes muy bien construidos y una historia de amor muy bien llevada. Es que todo es perfecto, no cambiaría nada.

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El legado Hawthorne: 4/5

Segunda parte de la saga “Una herencia en juego” y no decepciona. Seguimos inmersos en este gigantesco puzle del que no puedo despegarme. Si bien es verdad que le he puesto una estrella menos que a su antecesor, es simplemente porque todo está demasiado enredado y todavía no comprendo muy bien cómo terminará todo, pero es una lectura igual de interesante.

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El despertar de la bruja de aire: 4/5

Elise Kova me conquistó con “Un trato con el rey de los elfos”, así que cuando me apareció este libro en mis recomendaciones, tenía que hacerme con él. Esta mujer me encanta, así lo digo. Este libro es una pasada, con una trama muy interesante (hay brujas y magia de por medio, claro que me iba a sumar al carro), pero reconozco que se me quedó un poco flojo, teniendo en cuenta de lo que veníamos. Insisto, no es un mal libro, pero necesitaba más. A ver con la continuación de la saga.

Reto de lectura 2021

Madre mía, qué pedazo de libro. Me lo vendieron muy bien, la verdad sea dicha. Un libro que usaron para crear Los Juegos del Hambre, pero todavía más violento y brutal. Pues qué queréis que os diga, el libro perfecto para mí. Y no me ha decepcionado.

Estuve todo el tiempo enganchada, era muy difícil dejar de leer. No tienes tiempo de conocer a los protagonistas, aquí no hemos venido a eso. Hemos venido a matar o a morir, pero entretenernos en conocernos va a ser que no. Lo cual agradezco, porque así la acción no decaía en ningún momento y siempre estaba alerta para ver quién era el próximo en morir.

Es un libro largo, hay que decirlo, pero una vez coges el ritmo ya va todo fluido. Y aunque Los juegos de Hambre me gustó, este tiene un nivel superior.

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Tenía muchísimas ganas de leerme este libro, ya que su versión cinematográfica es de mis películas favoritas. El libro está muy bien, pero hay que decirlo, son dos historias muy diferentes. Comparten la trama, pero están contadas de formas muy diferentes, y creo que eso es lo que ha hecho que le baje un poquito de puntuación al libro.

No es un mal libro, para nada, me gustó mucho. Pero la película es preciosa, con una animación preciosa, con una música preciosa… y lo que es del César, es del César. La película siempre estará por encima, eso es así. Pero no por ello le vamos a restar importancia al libro, que también está muy bien.

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Los he puesto en el mismo pack porque son los dos libros finales de la saga Night School, y ya que ambos tienen la misma puntuación, pues ya hablamos de los dos a la vez.

Recuerdo que empecé esta saga creyendo que contaría una historia completamente diferente, y terminé llevándome una grata sorpresa. Después de mucho tiempo, terminé de leerla, y aunque ha habido elementos que no han terminado de encajarme en el final, teniendo en cuenta de dónde veníamos, ha sabido ponerle un punto final más que digno.

Me llevo un buen recuerdo de la saga, y no dudaré en recomendarla.

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De nuevo los pongo en un mismo pack, ya que pertenecen a la misma trilogía.

Los tres libros están bastante bien, y mantienen una historia bastante interesante como para obligarte a seguir leyendo. Pero también es verdad que, cada vez más cerca del final, me encontré con muchos elementos que variaban bastante y que se alejaban de la historia inicial. El personaje principal, Cassie, se convierte en alguien muy diferente en el último libro, descolocándote por completo, lo cual no debería ser así.

No ha sido una mala saga, pero hay elementos que me chirrían y que podrían haber casado mejor.

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Tenía bastantes ganas de leerme los libros de Código Lyoko, y tengo que decir que este primer libro me ha gustado bastante, para lo diferente y extraño que resulta. La historia, aunque parte de un elemento más que conocido para los que somos fans de la serie, se aleja completamente de esta y se convierte en algo muy diferente. Los personajes presentan personalidades muy diferentes, no se asemejan en nada… y, aun así, me encanta.

Creo que aporta una historia muy diferente, pero a la vez muy interesante de leer y descubrir. Considero que es muy acertado darle una oportunidad, porque, aunque no es una historia que nos devuelva a la serie, sí nos trae una narrativa distinta e interesante.

Mis retos de lectura

¡Hola, hola!

Pequeña introducción.

Hace dos años me descargué la aplicación Goodreaders para tener un control de mis lecturas, descubrir nuevos libros, poder puntuarlos, etc. Dicha aplicación plantea la posibilidad de crear retos de lectura, es decir, leer una cantidad determinada de libros a lo largo del año. Es un reto totalmente personalizable, tú planteas la meta que te parezca más razonable, tú eliges los libros, el ritmo, etc.

Desde el momento en que terminé mi primer reto de lectura, tuve ganas de compartirlo por aquí, compartir qué libros había leído, qué puntuaciones le daba, etc. Pero por algún motivo no lo hice, y fui acumulando libros y lecturas. Terminé el reto de 2022 y seguía sin publicar nada. Hasta ahora, que por fin me he animado y estoy muy entusiasmada con la idea.

La propuesta es que durante estos meses publicaré los retos de 2021 y 2022, y a partir de aquí, en los primeros días del nuevo año, publicar los nuevos retos que vaya cumpliendo, empezando por el reto de lectura de este año, 2023, que publicaré nada más empezar el nuevo año.

Estas entradas serán una especie de resumen anual de lecturas, es decir, mi reto de lecturas de cada año, con sus puntuaciones y mis opiniones, y podréis verlas en mis dos blogs.

Antes de empezar a publicarlos, me gustaría especificar que yo cada año me pongo como reto 8 libros al año. Para algunos será mucho, para otros será poco, pero para mí es una cantidad perfecta teniendo en cuenta mi vida.

Y sin nada más que añadir, espero que os gusten mucho estos resúmenes de mis retos, que aportéis vuestras opiniones, y que nos leemos en la siguiente entrada del blog.

Los nuevos Legados de Lorien: ¿acierto o error?

Lo primero de todo: yo no catalogaría esta nueva saga como un acierto o como un error. No ha sido magnífica, pero tampoco un auténtico desastre. Tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles, como todo. Pero es verdad que me ha decepcionado bastante, teniendo en cuenta de dónde partíamos (la saga original) y cómo ha terminado esta trilogía.

La trama

Como sabéis, me gusta tratar las cosas por apartados y por puntos, así que vamos allá. Y lo primero de lo que quiero hablar es de la nueva trama que nos trae esta trilogía. Tiene su gancho y consigue atraparte, de alguna forma está bastante bien construida esta nueva historia. Pero le falta mucho para llegar a la altura de su predecesora. Esta trilogía perfectamente podría haberse quedado en dos libros y nadie se habría enterado.

Hace ya cuatro años que terminé la saga Legados de Lorien, y la memoria puede fallarme. Pero no recuerdo que la narración me aburriera, al revés, quería seguir leyendo en todo momento. Esta nueva saga me ha producido lo contrario, y sobre todo con respecto al segundo libro. El primer libro tiene una narrativa que, si bien no es del todo fluida, se dejaba leer. El segundo libro es muy lento, me daba la sensación constante de que el autor no sabía cómo rellenar los espacios entre acciones y dejó lo que dejó. Y el tercer libro es algo más fluido que el segundo, pero aun así pesado y con un final demasiado abrupto e inacabado. Y de esto también quiero hablar.

Reitero lo de que hace cuatro años que terminé la saga original y la memoria puede jugarme alguna mala pasada. Pero yo no recuerdo un final así de abrupto. Terminó la saga de forma muy correcta y llenándome por completo. En cambio, Los nuevos legados de Lorien terminan la historia en muy pocas páginas. Haciendo una analogía horrible, hay mil fuegos por apagar y Dios descarga una tormenta para apagarlos. Así, de golpe y porrazo, todo lo que lleva el autor construyendo desde el primer libro, se termina de repente, casi sin avisar. Y, además, ni siquiera es un final cerrado (profundizaremos en esto más adelante). Pues qué queréis que os diga, no ha sido un mal final, pero deja muy que desear.

Los personajes

En su día, en mi entrada 10 motivos por los que he amado la saga Legados de Lorien felicité al autor por la creación de personajes humanos, personajes con los que podía empatizar e identificarme (Sara, lo siento, tú no entras en esta categoría). Pues aquí va a ser que no. Nos aparecen seis personajes nuevos, los seis fugitivos, cuya humanidad brilla por su ausencia. Bueno, siendo justas, no todos cumplen esa premisa. Y ahora vamos a hablar de ellos.

Kopanno es el primer nuevo personaje que nos aparece, narrando su propio punto de vista. Voy a ser directa, Kopanno es insoportable en toda la trilogía. No puedo con su forma de actuar y de ser. No me creo a un personaje que en medio de la batalla lo único que pretende hacer es que todo el mundo vea el vaso medio lleno. Por no hablar de que este personaje no evoluciona nada en los tres libros, nada de nada. Vamos a ver, has vivido una invasión alienígena, has adquirido nuevos poderes que no sabes ni controlar, has luchado contra varias organizaciones malvadas, te has metido de lleno en una guerra… ¿y me estás diciendo que no evolucionas NADA en estos tres libros? Eso no se lo cree nadie.

Es que este personaje me cabrea un montón, no sabéis cuánto. Me parece tan irreal y tan mal construido que es que me supera.

Pero bueno, que ahora vamos con otra joya de la corona, Taylor, su insufrible novia. Taylor vive un camino diferente del de Kopanno, y es que evoluciona muchísimo en un chasquido de dedos. Es una chica tímida, reservada, que no busca problemas con nadie, que no habla con nadie… y pasas de página y tienes a una Taylor con una determinación por luchar, segura de sí misma, con dotes de liderazgo que nadie sabía que tenía, pero de repente todo el mundo se lo dice, digna sucesora de John Smith. Es que vamos a ver, me quejo de Kopanno y su inexistente evolución, pero es que tampoco me creo que nadie evolucione de una página a otra de esta forma tan repentina y sin justificación.

El personaje de Taylor me enfada mucho, porque entiendo la intención detrás del personaje. Entiendo que su trayectoria consistía precisamente en eso, en crecer como persona y darse cuenta de todo el potencial que tiene. Voy a irme a mi personaje favorito de la saga, Sam Goode. Este personaje tiene una evolución flipante a lo largo de los siete libros. Vemos cómo pasa de ser un chico friki que no hablaba con nadie hasta, poco a poco, convertirse en un súper guerrero de Lorien, merecedor de sus poderes, seguro de sí mismo. Quiero pensar que pretendía hacer lo mismo con Taylor, pero le salió rana, la cosa. Taylor presenta una evolución irreal a muchos niveles, porque nadie cambia así de la noche a la mañana.

La guinda del pastel la pone Isabela, un personaje que no me enfada tanto como los dos anteriores, pero que también tiene delito. Isabela es una niña mimada, una princesa a la que se lo tienen que dar todo hecho, la reina del cotarro. Sus intervenciones me irritaban un poco, porque vamos a ver, es un personaje creado para ser odiado. Sin embargo, Isabela sí presenta algo de evolución a lo largo de la trilogía, y por esa banda se salva.

Esta evolución viene dada por su fuerte inseguridad física. Su rostro quedó desfigurado en un incendio y es gracias a su legado que puede esconderse, crear una ilusión que la hace verse como ella quiera (su versión antes del incendio). A lo largo de la historia, Isabela aprende a quererse con todas sus cicatrices, y con el paso del tiempo deja de usar su legado para ocultarse. Si bien es una correcta evolución, me hubiese gustado que se viera más. Es una evolución muy sutil, más que verla, la aprecias, y eso tampoco me parece correcto del todo.

Y hablemos de Nigel un personaje que no me gustaba nada al principio y que supo conquistarme por completo. Nigel es un punki, un antisistema a quien se la suda todo y que quiere ir por libre porque así le irá mejor. Vamos a ser claras, prácticamente toda la trilogía es así, pero con sutiles cambios. Pasa por experiencias que le hacen madurar como persona, y al ser una evolución constante se aprecia más cuando vuelves al primer libro y lo ves por primera vez de nuevo. Y eso me gusta, porque me recuerda a la saga original. Es un camino lento pero seguro, nada brusco (como es el caso de Taylor) y muy bien consolidado. Nigel es la representación perfecta de cómo hacer evolucionar un personaje.

Y pasemos a su mejor amiga, Ran, con quien formaba un dúo imparable que me flipaba. Ran es otro de mis personajes favoritos por todo lo que representa. Al igual que Nigel, tiene su propio camino, lento pero seguro. Su legado es hacer explotar cosas transmitiéndoles energía, y esto es lo que le hace tener un conflicto consigo misma. Ella siente que su legado no le permite hacer algo más aparte de luchar, y en eso consiste su arco argumental, en conocerse a sí misma, en descubrir sus propios límites y en entender cómo puede actuar para hacer el bien. No me gustó su final, hubiese preferido otra cosa, pero a la vez siento que es prefecto para ella.

Y ahora pasemos a Caleb, el último de los seis fugitivos y el que es mi personaje favorito de este grupo tan dispar. Sé que es mi personaje favorito por lo mismo que llevo reivindicando toda la entrada: es el personaje más humano y real de esta trilogía. El legado de Caleb es crear duplicados de sí mismo que puede controlar incluso a largas distancias. Pero no siempre puede controlarlos, y eso me fascinó de este personaje. Cuando Caleb está nervioso o asustado, suelen aparecer estos duplicados, partes de sí mismo que se empeña en mantener ocultas pero que no siempre puede, y sueltan lo primero que le viene a la mente, poniendo de manifiesto lo que verdaderamente piensa Caleb.

Esto me encantó, y sobre todo me hizo empatizar mucho con Caleb, porque yo me siento así. Siempre quiero mostrar una única cara de mí misma, cuando la realidad es que en mí no vive solo una única corriente de pensamiento, sino que conviven varias, que no tienen por qué contradecirse, pero que hay que saber cuál es más adecuada en cada contexto. Caleb tiene que aprender a gestionar eso, algo que a mí también me pasa, y ver este personaje me hizo rápidamente identificarme con él. Es uno de los mejor construidos de la trilogía y nadie va a poder cambiar mi opinión.

Los personajes olvidados

Algo que el autor ha hecho muy mal son los guiños a los personajes originales de la saga predecesora. Entiendo que esto es una nueva saga, entiendo que se centrará en los nuevos personajes. Pero vamos a ver, durante siete libros nos has hecho AMAR a unos personajes a los que esperábamos volver a encontrar. Y de nuevo, batacazo. Es como si los hubiera olvidado por completo y en puntos concretos decidiera meterte una pincelada de algún personaje para que tú tengas la fantasía de que ha hecho bien su trabajo.

Voy a empezar hablando de John Smith, que al fin y al cabo era el “protagonista” de la saga original. Este John no tiene nada que ver con el original. Es un personaje totalmente distinto. Si me apuras, puede llegar a recordar a ese John Smith que conocimos en su día, pero aun así está muy alejado del personaje que disfruté en su día. Para mí, que en esta trilogía John ha estado por estar, como si ese fuera su papel. Como si su única función fuera aparecer en escenas en concreto para dar fe de que estamos leyendo una continuación de la saga.

Y lo mismo me pasa con Nueve, que, recordemos, fue uno de mis personajes favoritos de la saga. Nueve es el líder, el jefazo de la Academia, un lugar donde entrenan a los adolescentes humanos con legados. Esperaba que su esencia se mantuviera, puesto que es un personaje bastante recurrente dado su nuevo papel. Pero ni siquiera a él me lo supieron respetar. Nueve se caracterizaba por su sarcasmo, su humor, su desparpajo. Y si bien han mantenido algo de esas características, se ha desvinculado mucho del personaje que amé.

Con Marina y Ella, otro tanto de lo mismo. Ella aparece en una escena corta en la que no aporta nada, su intervención es tan inútil como si no la hubiera hecho. Y Marina aún aparece menos, un párrafo y da gracias. Es que, de verdad, qué necesidad de hacer esto. Entiendo la intención que hay detrás, pero de nada me sirve si la ejecutas así de mal.

Y de nuevo lo mismo ocurre con Sam y Seis. Aparecen de forma fugaz en la saga, sin aportar nada, y algo que me molesta muchísimo es que ni siquiera son ellos. Vamos a ver, Sam Goode es mi gran amor literario y sé perfectamente cómo era. El Sam que han encasquetado aquí no es ese Sam Goode que me enamoró, os pongáis como os pongáis. Su forma de hablar, de luchar, de ser… no es él. Y si esto sucediera en otros personajes que no recordara tanto, me la pueden colar, pero no en Sam.

Sin embargo, tengo que aplaudir el cómo han reincorporado el personaje de Cinco, dándole un final bastante digno. Cinco es un personaje que me encantó odiar, y si bien su final original me gustó, en esta trilogía me encanta. Han sabido coger este personaje, mantener su esencia y aun así hacerlo evolucionar de una forma natural que me ha encantado. Poco a poco, el personaje crece, comprendiendo al final cuál era su misión como miembro de la Guardia original y sabiendo ejecutar su papel correctamente. Desde luego, una gran redención para este personaje.

Los nuevos ¿villanos?

Y si tenemos nuevos héroes, también tenemos nuevos villanos. Y para nada están a la altura de su predecesor, Setrákus Ra. Como dije en su día, Setrákus Ra me parecía un villano maravilloso, me encantaba odiarlo de lo bien construido que estaba. Pues bueno, supongo que el autor vertió en él toda su buena creatividad, porque aquí ni siquiera hay un villano.

Existe la Fundación, una organización ProMog que pretende dominar el mundo a través de su influencia y poder, reclutando a humanos con legados a los que les comen la cabeza y les engañan, consiguiendo así controlándolos. Es que no sé qué decir. No entiendo bien el propósito de esta organización. Si pretendían crear un villano que representara la antítesis de los nuevos héroes… pues se han quedado al principio del camino.

Quiero pensar que la intención detrás de esta creación era mostrar el poder que tiene el dinero, de lo que consigue la gente “poderosa” y de la influencia que tiene. Pero es que no se acerca nada a eso. Es un despropósito total.

Aun así, tengo que destacar el papel de Einar, y es que esta nueva incorporación me fascina. Einar se nos presenta como un gran villano, seguro de sí mismo, arrogante y déspota. Pero poco a poco descubrimos que Einar no representa ese papel, sino más bien el de la moralidad de la gente. Einar busca su propio beneficio, lo cual hace que se le deteste y odie. Pero en muchas de estas ocasiones actúa igual que los héroes, por lo tanto, nos planteamos lo siguiente: ¿Einar lo está haciendo de verdad tan mal? ¿Por qué si lo hace Taylor nos parece bien, pero si lo hace Einar no?

Esta forma de interpelar al lector me fascina. Einar representa nuestra propia moralidad, el cómo un acto nos parece correcto o despreciable en función de quién y cuándo lo hace. A lo largo del libro te planteas esas preguntas, y la verdad es que ha sido un personaje que me ha encantado odiar y amar a partes iguales.

Final abierto e inacabado

Pero hablemos de algo que me ha dolido mucho tras leer y terminar esta trilogía: su final tan abierto e inacabado. La saga original terminó de forma redonda. Se cerraron muchos ciclos, y si bien deja abierta la semilla para dar a entender posibles hechos, no dejaba de ser un final redondo para sus múltiples personajes. Por eso, me llevé una gran decepción cuando aquí ocurre todo lo contrario.

Los malos han sido atrapados y serán juzgados. Perfecto. Nos muestran los inicios de sus juicios, dejándotelo al aire. Es que, de verdad, el despropósito que supone esto. Felicitaba la redención de Cinco y cómo cerraban su ciclo, para que ahora me hagan esto. Durante tres libros machacándote con quiénes son los villanos para que al final ni se sepa qué pasa con ellos. Setrákus Ra tuvo un final perfecto. La Fundación y compañía: al aire. Imaginación al poder. Es que manda narices que se haya atrevido a hacer algo así.

Por no hablar del final de los propios protagonistas, también al aire y a la libre interpretación de cada uno. ALERTA PEQUEÑO SPOILER: Hemos derrotado a los malos, nos hemos tenido que mudar a una cueva en medio de la montaña y hemos instalado un súper sistema en la red para que la gente que necesita nuestra ayuda alienígena. FIN PEQUEÑO SPOILER. Que sí, que tienen un final algo más cerrado que los villanos, pero aun así me parece un desperdicio cerrar una trilogía así, y más teniendo en cuenta el punto de partida, es decir, la saga original.

Opiniones finales

¿Qué me queda por decir que no haya dicho ya? Como decía al principio de la entrada, esta nueva trilogía tiene puntos fuertes, pero también muchos puntos débiles. Nunca diré que haya sido un error leerla, porque no voy a mentir. Me ha gustado y la he disfrutado, en cierta forma me ha recordado a la saga original. Pero su nivel está MUY por debajo de la saga Legados de Lorien que tanto me conquistó, que tanto me enamoró y que hoy en día aún recuerdo con mucho cariño. ¿Mi puntuación a esta trilogía que ni aporta ni deja de aportar? Basándome en las puntuaciones que otorgué a cada uno de los libros en mi cuenta de Goodreaders, le corresponde un 6,5/10, aunque voy a ser buena y se la voy a subir a un 7. Dentro de todo lo malo, hay cosas que están muy bien, y qué menos que darle el notable.

Hablemos de Supernatural

He cerrado muchos capítulos en mi vida, como lectora y como seriéfila. Y, en general, siempre he sido capaz de cerrarlos bien. Con más o menos alegría, con más o menos lágrimas, en función de la historia. Pero siempre he podido dejar atrás esas historias que vivía con los personajes de los libros y series.

Pero esta vez estoy rota. Tengo el corazón roto porque mi serie favorita, Supernatural, ha terminado para siempre. Este viernes 20 de noviembre se emitió el último episodio de todos y aún no lo he asimilado. Viendo el capítulo, lloraba a mares, después de terminarlo seguía llorando. Y escribiendo esto se me llenan los ojos de lágrimas.

Estoy rota, ya os lo he dicho. Siento un vacío terrible. Sabía que llegaría el día en el que tendría que despedirme de estos personajes a los que llevo acompañando desde 2013, pero no sabía que sería tan doloroso. Escribir esto para mí está siendo horrible, pero necesito hacerlo. Porque como dijo Dean en este último capítulo, el dolor nunca se irá, pero hay que seguir adelante.

Ha sido muy duro ver este último episodio, porque me cuesta cerrar este capítulo de mi vida. Tener que despedirme de mi serie favorita pero también de mis personajes favoritos… me está costando mucho. Dean siempre será mi personaje favorito de todos, pero Sam también. Haber seguido sus aventuras durante tanto tiempo y ahora tener que despedirme para siempre… Es complicado de hacer.

Creo que Supernatural llegó a mi vida en el momento adecuado. Me sumé tarde al carro de la serie, sí. Pero cuando empezó, en 2005, yo tenía apenas 7 años, no la hubiese disfrutado como lo he hecho desde los 16 hasta ahora, a punto de cumplir los 23. Pero como digo, llegó en el momento adecuado. Empezaba bachillerato, no tenía nada claro, no me sentía a gusto dentro del contexto en el que me encontraba. Refugiarme en esta serie fue mi bendición.

Me encontré con personajes humanos, es decir, imperfectos. Desde el primer momento nos dejan claras sus debilidades y sus fortalezas. A qué le temen, con qué disfrutan. Cuáles son sus intereses. Por qué actúan como actúan. No son personajes perfectos, a los que todo les sale bien. Para nada. No les sale todo bien, a diferencia de otras series donde todo es maravilloso y genial. En esta serie, Sam y Dean sufren, y yo he sufrido con ellos.

Esto fue clave para mí. En una época de mi vida en la que necesitaba sentir que no estaba sola, llegaron Sam y Dean Winchester, con sus imperfecciones, dejando claro que no son perfectos pero que trabajarán para mejorar poco a poco. Y creo que resulta evidente que lo consiguen, porque es brutal el contraste en su forma de actuar y de pensar entre el primer y el último episodio de la serie.

No soy la misma persona que cuando empecé a verla. He evolucionado mucho, y me alegra haberlo hecho al lado de Sam y de Dean. Ver esta serie me ha aportado tantísimas cosas. Me ha hecho reír, llorar. Me ha hecho sufrir como pocas series han conseguido. Que nos hayan mostrado sus debilidades ha hecho que pudiera empatizar 100% con ellos, poniéndome en su lugar y haciéndome pensar si lo que hacían era lo correcto o si yo actuaría diferente. He crecido en estos siete años que he disfrutado viendo la serie, y esto me lo voy a llevar siempre.

Aviso a todxs, a partir de aquí habrá spoilers a tutiplén. Es imposible hacer esta entrada sin hacerlos. Tengo que hablar de todo el camino recorrido hasta aquí, y si quiero hacerlo bien, tengo que explicarlo todo como debe ser. Por lo que, si no habéis visto el final, os recomendaría dejar de leer aquí, ver la serie / final, y luego volver. Si lo habéis visto o no os importa haceros spoilers, acompañadme en este viaje.

Volviendo atrás en la entrada, yo no soy la única que ha evolucionado en todo este tiempo. Mi viaje al lado de los Winchester ha sido de siete años, pero la serie comenzó allá por el año 2005, cuando se emitió el episodio piloto que lo iniciaría todo. En 15 años, estos dos personajes han evolucionado lo que no está escrito. Empiezan siendo tan inocentes, llenos de vida y risas. Aunque ellos son cazadores de seres sobrenaturales, y en cada episodio deben encargarse de un caso de este tipo, se entrevé en la forma de relacionarse, de hablar y de actuar que todavía son unos bebés inocentes.

A medida que avanzamos, el tono de la serie también evoluciona, junto a ellos. Podemos percibir cómo ese tono inocente y alegre va dejando paso a otro más oscuro, más profundo. Porque ni Sam ni Dean son los jóvenes adultos que conocimos en el primer episodio, cuando tenían el mundo por montera. Con el paso del tiempo crecen y evolucionan, y me parece que es un camino maravillosamente bien hecho. No es apresurado ni acelerado. Va poco a poco, con cada nueva experiencia que viven. Y en la escena final de la serie, cuando se reencuentran en el cielo y se abrazan, es cuando se consolida todo, cuando se hace evidente lo mucho que han crecido y evolucionado.

Es que me parece sencillamente perfecto. Ha sido un camino perfecto. Un final redondo para mis personajes favoritos de todos los tiempos. Creo que han sabido crear la atmosfera perfecta para cerrar esta historia. A mitad de capítulo Dean muere (solo escribiéndolo ya me echo a llorar) como siempre dijo que lo haría: cazando. Para él, la cacería era lo único a lo que aspiraba, y lo tenía claro desde el principio. Para él, su destino estaba escrito desde siempre, morir en el trabajo. Y he visto ciertos comentarios de cómo el morir atravesado por un simple clavo de hierro oxidado es una muerte mal hecha, pero a mí me parece correcto (no que muera, pero sí que muera en ese contexto).

Chuck aka Dios se obsesionó con los Winchester, eran sus personajes favoritos en sus historias. No es de extrañar que siempre salieran victoriosos de sus cacerías. Pero eso se terminó cuando Jack se convierte en el nuevo Dios, porque él mismo lo dice, no espera que nadie le rece o dé la vida por él. Jack se desentiende (más o menos) de los humanos, quiere que vivan sus vidas. Y por eso mismo, la muerte de Dean, aunque es muy dolorosa, creo que es correcta para cerrar su círculo.

Muere haciendo lo que siempre ha disfrutado haciendo, cazar. Muere trabajando, después de cargarse un nido de vampiros. Y hacerlo al lado de Sam, agarrándose de las manos, despidiéndose para siempre, es sencillamente desgarrador. Dean sabe que le queda poco tiempo en la Tierra, y se despide de su hermano, esta vez para siempre. Haciendo un súper guiño a la primera conversación que tienen en toda la serie. Los pelos de punta rememorando este diálogo:

– No puedo hacer esto solo.

– Sí que puedes.

– Bueno, pero no quiero.

¿Oís cómo se rompe mi corazón? Es que después de esto, Dean se muere, abrazado a su hermano, liberándose de todo. Yo no puedo más. No puedo con esto. Es un final perfecto para Dean, que muere como un auténtico cazador. Y después, con su llegada al paraíso. Jack, gracias a Castiel, ha remodelado el cielo, y ahora es un espacio donde vivir en paz, feliz. Y Dean, en paz consigo mismo, se monta a nuestro amado Impala, y recorre el cielo, mientras espera la llegada de Sam, con Carry on my wayward son de fondo.

Pero, ¿y el final de Sam? Es que es otra maravilla. Sam siempre quiso una vida sencilla, alejada de todo lo sobrenatural. Al principio de la serie los hermanos están separados porque cada uno tomó su camino. Y Sam tenía esa vida sencilla, en la universidad, con una novia con la que vivía. La llegada de Dean puso su mundo patas arriba, y eligió a su hermano y el mundo de lo sobrenatural por encima de lo demás. Con la muerte de Dean, Sam elige reprender esa vida que quería para él. Se casa, tiene un hijo (qué bonito ver que le llamó Dean), y después de vivir esa vida plena, muere, reuniéndose en el cielo con su hermano. En un abrazo que los vuelve a unir, ahora para siempre.

Esa escena final, ese reencuentro en el cielo, me hace llorar cada vez que la recuerdo. Es el final perfecto para ambos. Cada uno obtuvo lo que quería. Dean siempre pudo dedicarse a la caza, y murió siendo el cazador que era, con su funeral incluido y un viaje por el cielo al volante del Impala que siempre nos ha acompañado a lo largo de la serie. Y Sam consiguió tener esa vida tranquila, con una esposa, con un hijo al que crio. Y con ese abrazo, se cierra todo este capítulo en sus vidas.

Por eso mismo ahora quiero hacer un pequeño inciso. Sé que hay gente enfadada con este capítulo, y consideran el verdadero final de la serie el capítulo 19. Puedo entenderlo, es comprensible. Pero ahí no se cierra bien la historia. Entiendo que al derrotar a Dios y con ese pequeño memorándum de todos los personajes que se han cruzado por la vida de los Winchester, y esa música tan nostálgica, la gente considere ese el verdadero final de la serie.

Pero para mí, el final del episodio 20 es el auténtico final. Me dolió ver que no aparecían personajes tan importantes como Castiel, o Jack. Incluso los propios padres de los Winchester. Pero en sí no me molesta. Dentro del marco de la pandemia, era complicado que estuvieran todos en ese episodio final, por lo que comprendo que no pudieran aparecer. Además, esta serie acompañaba a Sam y a Dean, y de alguna forma, me parece correcto que nos despidamos de una forma más intensa de ellos dos que no tanto de los demás.

De Castiel ya nos despedimos en el episodio 18, cuando se sacrifica por los demás (pelos de punta en esa escena), y de Jack en el episodio 19, cuando se convierte en el nuevo Dios. De John y de Mary ya nos despedimos hace bastante tiempo. Por eso, me gusta que Bobby simplemente los mencione, que explique muy brevemente qué ha sido de todos ellos. Este capítulo tenía que cerrar las tramas de Sam y Dean Winchester, nos tenia que despedir de ellos. Por lo tanto, me parece correcta esta forma de decirles adiós a estos personajes, porque para mí, la historia siempre ha sido de Sam y Dean, y aunque ha habido mucha gente que los ha acompañado durante el camino, no había espacio para más.

Como digo, el final que nos plantea el episodio 20 es más que redondo. Después de cómo había terminado el 19, cualquiera se esperaría un giro en la trama y que nos dieran algo con más acción. Yo misma me había preparado una lista de posibles cosas que pasarían en este final o que esperaba que sucedieran. Y ninguna se ha cumplido. Pero después de haber visto el final que nos ha traído el capítulo 20, no puedo hacer otra cosa que sentirme agradecida por ello. Repito, ha sido un final redondo, sencillo pero efectivo. El final perfecto.

Algo que para mí ha sido genial han sido los guiños al primer episodio y un poco a la primera temporada. Empezando con ese diálogo que ya hemos mencionado antes, que ha sido una repetición exacta. Aunque con el detalle de que esta vez las frases estaban invertidas. Ahora es Sam quien no puede (o no quiere) estar solo. Porque quien se marcha es Dean, y después de quince años, lo necesita a su lado. Pelos de punta.

Otro detalle han sido las matrículas del Impala. A lo largo de la serie, el coche tiene dos matrículas diferentes, y en este episodio no se han olvidado de ello, lo cual me ha parecido genial. Cuando Dean se sube al Impala que hay para él en el cielo, lo hace en uno que lleva la primera matrícula de todas, la inconfundible KAZ2YZ. Es una alusión evidente a esas primeras temporadas de la serie. Pero cuando Sam, ya más mayor y con su hijo ya independizado, se sube al Impala, y la matrícula que nos muestran es la nueva, la CNK80Q3. Me ha parecido una forma fetén para diferenciar entre el cielo, donde ahora vive Dean, y la Tierra, donde Sam no ha podido olvidar el dolor de perder a su hermano mayor, pero ha conseguido seguir adelante.

Más detalles. El famoso diario de papá. Durante la primera temporada, cuando se dedicaban a buscar a su padre y todavía eran bastante inexpertos en todo el tema de la caza, siempre consultaban el diario de su padre y las anotaciones que tenía acerca de los diferentes seres sobrenaturales. Pues en este episodio lo vuelven a utilizar, pues el caso en el que están trabajando le recuerda mucho a uno en el que estuvo involucrado su padre. De alguna forma, este guiño me gustó, porque, aunque no era fundamental para la trama, ayudó un poco al viaje, devolviéndonos a esos inicios que probablemente nunca olvidaremos.

Y hablemos del detalle que me ha parecido precioso para cerrar este círculo. La ropa que usan. A simple vista, puede parecer que no tiene nada de especial. Pero, si se vuelve a ver el primer episodio, te puedes dar cuenta de que es la misma ropa que usaron en ese entonces. En la última escena, en la que se reencuentran los dos hermanos en el cielo, llevan la ropa que usaron en el primer caso de todos. El caso con el que nos unimos a los Winchester en esta larga y maravillosa historia. Me parece un detalle precioso, porque te transporta a esa aventura en la que conocimos a un joven Sam y a un joven Dean, que no habían perdido nada y todavía tenían mucho camino que recorrer. Como digo, ha sido perfecto para cerrar todo el círculo.

No sé qué más decir. Escribir estas cuatro páginas de Word ha sido casi terapéutico, una forma de despedirme yo de Sam y de Dean Winchester. Me costará cerrar este capítulo de mi vida. Recordando la frase de Dean, el dolor nunca se irá, pero tengo que seguir adelante, y ahora sin estos hermanos a los que conocí en el momento más oportuno de mi vida. Tengo el corazón roto, yo estoy rota. Y no porque haya sido un final malo, lo cual ya hemos aclarado que no ha sido así, en absoluto. Estoy rota porque esta serie, que es y será mi serie favorita, ha terminado para siempre. Se ha cerrado este capítulo, de forma magnífica.

Como ya he dicho, ha sido muy duro ver este episodio final. Retrasaba todo el tiempo verlo porque me daba miedo que no cumpliera con las expectativas, pero sobre todo porque no quería despedirme para siempre de el que es mi personaje favorito de todas las series de televisión que he visto, Dean Winchester. Pero tampoco quería despedirme de Sam Winchester, otro personaje al que he terminado amando como a pocos. Tener que decir adiós a estos dos va a ser difícil. Pero lo haré, tengo que seguir adelante.

Gracias, Jared. Gracias, Jensen. Gracias por haberme dejado participar en este viaje que ha durado quince años, al cual yo me sumé ocho años después, gracias por haberme dejado acompañaros a lo largo del tiempo.

Gracias por haber hecho Supernatural, una serie que siempre llevaré en el corazón. Gracias, Jared, por interpretar a Sam Winchester, un personaje con el que enseguida empaticé, al que enseguida amé. Un personaje que, con su inocencia, pero también su forma de ser, se hace querer al momento.

Y gracias, Jensen, por interpretar a Dean Winchester, mi personaje favorito, no solo de esta serie, sino de todo el universo seriéfilo al que pertenezco. Gracias por haber creado a este personaje tal y como es. Nadie podrá llenar el hueco que dejas en mi corazón.

Sam y Dean han sido dos personajes que me han hecho sentir tantas emociones a lo largo de los episodios que es difícil hablar de ello en un espacio de texto tan corto. Me han hecho reír, me han hecho llorar, me han hecho sufrir y me han hecho disfrutar como nadie.

Sam, Dean. Gracias por todo. Me habéis regalado emociones, sobresaltos, risas y llantos, pero, sobre todo, me habéis regalado una etapa de mi vida que nunca olvidaré. Siempre os llevaré en mi corazón. Gracias.

Los personajes de Code Lyoko

Me apetecía volver a hacer algún ranking en mi blog. Un ranking de personajes, de menos a más favorito. Y por qué no, de una serie que yo disfruté mucho en el pasado (y no dudo en volver a ver si se presenta la ocasión).

Código Lyoko es una de las series de mi niñez-adolescencia. No sé muy bien en cuál de las dos épocas situarla, porque me pilló que todavía iba a primaria, pero también el primer año de secundaria. Así que estaría ahí en medio.

Como ya he dicho, este ranking está ordenado del personaje que menos me gusta al personaje que es mi favorito. También quiero aclarar que aquí no hablaré de todos los personajes, solo hablaré de los protagonistas, los guerreros de Lyoko. Sé que hay algunos otros personajes bastante recurrentes, como lo son Jim (me encanta ese personaje, en serio), o Sissi. Mi decisión de no incluirlos en este listado es porque no quiero que se alargue demasiado. Aunque si veo que tiene futuro, a lo mejor los termino incluyendo.

Dicho esto, también quiero hacer una segunda aclaración. En el ranking veréis dos William distintos. Y por qué he hecho esto. En la serie nos presentan al personaje de William, el humano que posteriormente se convertirá en Guerrero de Lyoko. Sin embargo, por su poca experiencia en el mundo virtual, queda prisionero de X.A.N.A. y esta inteligencia artificial lo usa como arma en la cuarta temporada. Así pues, aunque es la misma persona, son dos personalidades completamente distintas. Y me parecía correcto separarlas, porque yo no soy capaz de juntarlas en una misma persona. Para mí, son dos personajes distintos.

Y con todo aclarado, vayamos con el ranking.

7. Aelita Stones

Lo siento mucho, sé que tiene fans muy fans, pero qué queréis que os diga, la muchacha no me gusta nada. Entiendo que la serie gira en torno a ella y el mundo virtual que creó su padre. El cómo podemos hacer para que salga del súper ordenador, el cómo podemos averiguar su pasado, etc. Y me gusta, por supuesto. Pero madre mía, qué tostón.

Tiene una personalidad muy floja, insulsa. Puedo comprender que al principio se comporte así, pues desconoce que ella fue humana una vez, y cree que es un programa informático. Los programas informáticos no entienden los sentimientos, y está aprendiendo poco a poco. Pero qué queréis de mí. A veces tiene unas ideas de bombero que hasta sus amigos tienen que sacar la cara por ella.

En resumen. Será el pilar de la serie, y aunque poco a poco va mejorando con el paso del tiempo, eso no la libra de quedar en última posición en este ranking.

6. Jeremy Belpois

El novio de Aelita se queda en el penúltimo lugar. La verdad es que me gusta bastante, por extraño que pueda parecer. Me gusta de él su carácter, su personalidad. Es de ideas claras, y el claro ejemplo de quien lo quiere lo consigue.

Tiene bastante hate, y puedo llegar a entenderlo. No es un Guerrero que arriesgue su vida en Lyoko, está sentado en una silla tecleando sin parar. Para él, su vida no está en juego. Pero es que, sin su papel, ¡los demás se mueren! Me parece un personaje fundamental, y me encanta que, a sabiendas de que algunas de sus ideas no van a gustar, él las proponga y vaya a por ello.

Además, no olvidemos el capítulo 24, cuando a pesar de todo el miedo que le dan los escáneres y el mundo virtual, decide arriesgarlo todo para salvar a sus amigos. Esa es la clase de amigo que quiero, alguien que luche por mí a pesar del miedo.

5. William Dunbar

Este personaje que aparece por primera vez en la segunda temporada tenía todas las papeletas para enamorarme. Chico solitario, pero de buen corazón, siempre dispuesto a ayudar a los demás. Lástima que su soberbia y chulería le cuesten tan caras, como para quedar prisionero de X.A.N.A. Pero también agradecida de esto, porque nos dieron a uno de los mejores villanos de la serie.

Al principio creemos que William será un simple secundario más, como Sissi o Jim. Que están ahí y de vez en cuando los usan. Pero con William la cosa cambia. Poco a poco se va ganando la confianza de los Guerreros para finalmente formar parte del grupo e ir a Lyoko.

De no ser porque lo conocemos poco y sabemos más bien nada de él, sería de mis personajes favoritos. El problema es que este desconocimiento me impide quererlo como a otros. Me gusta el cómo poco a poco va ganándose el terreno por donde pisa, dejando claro que es de confianza (aunque no todos piensen así).

En serio, creo que era una muy buena propuesta de personaje para la serie, y aunque nos dieron algo completamente distinto (y hablaremos de ello más adelante), estoy muy contenta de haber conocido a un personaje como él.

4. Odd Della Robbia

Tengo que hacer una pequeña confesión. Al principio no me gustaba nada este personaje (será porque teniendo a Ulrich al lado, quién se iba a fijar en Odd), pero pronto pasó a ser uno de mis personajes favoritos de todo el grupo.

Me encanta el cómo combinan su faceta humorística, siempre tratando de soltar chistes para amenizar las situaciones, con su faceta más adulta y madura, en la que se ve que realmente se preocupa por los demás y quiere lo mejor para ellos.

Desde el preludio podemos adivinar cómo Odd será una pieza fundamental en el grupo, y el cómo va evolucionando a lo largo de la serie es perfecto. Me llegó a conquistar. Es un mujeriego, a veces piensa en sí mismo, y de vez en cuando es algo egoísta. Pero vamos, todos lo son en algún momento de la serie, y que luego nos muestre esa faceta suya, altruista y preocupado por sus amigos… Me encanta.

3. William X.A.N.A.

¿Me puede flipar más este personaje? Sí, sabemos que es William poseído por la inteligencia artificial, y que esta controla todos sus movimientos. Pero es que, en serio, se lucieron con este personaje. Es un villano a la altura de los Guerreros, además de la mejor arma que podría haber tenido nunca X.A.N.A.

Me encanta desde el momento en que la Scyphozoa lo posee. De alguna forma, los propios creadores de la serie te dejan claro la clase de guerrero que podría haber llegado a ser, tal vez el más poderoso de todo Lyoko. Y X.A.N.A. lo sabe bien, sabe aprovecharse de ello.

Como villano, destaca muchísimo. Es lo que decíamos antes, con su homónimo humano sin poseer. Hubiese dado mucho de sí, y bendecida con la decisión de convertirlo en villano. Muchas veces daba la sensación de que los guerreros no luchaban contra X.A.N.A., sino contra el propio William. Estando rodeado de algunos de los monstruos, él era el verdadero protagonista, casi desvinculado de ellos y de la inteligencia artificial. Se comía la pantalla, destacaba por encima de todos.

Como he dicho, villano a la altura. Ha sido el antagonista perfecto que podrían habernos dado. En serio, flipante.

2. Ulrich Stern

Ulrich me puto encanta. Llegó pisando fuerte, y se mantuvo hasta el final. Lo que prometía dar, lo dio. Es un chico de carácter fuerte, y en Lyoko suele ser bastante decidido. Por desgracia, esto no ocurre en el mundo real, y poco a poco, y con ayuda de sus nuevos amigos, aprenderá a ganar confianza en sí mismo.

Siempre fue uno de mis personajes favoritos de toda la serie. Me supo conquistar desde el principio. Es un personaje muy bien construido, con una buena base. Como he dicho, lo que prometió, lo dio. Es constante a lo largo de la serie y sabe gustar al público.

Tiene sus altos y sus bajos, como todo buen personaje bien construido, y eso hace que se le quiera más. No es perfecto, como otros a los que todo les sale perfecto, y eso hace que este personaje guste más, porque la imperfección gusta mucho.

1. Yumi Ishiyama

Y ya sí que sí, llegamos a mi personaje favorito de toda la serie, Yumi. Esta chica me impactó desde el principio, y es la que más me gusta, en más de un aspecto. Tiene una personalidad que me encanta, fría y distante en general pero también cercana con sus amigos. Pero, además, es de las mejores guerreras que pisa Lyoko.

Me encanta desde el principio hasta el final. Es más madura que los demás, se nota en su forma de ser y comportarse. Y se iguala bastante en Ulrich en el sentido de que no son perfectos, se notan sus imperfecciones, sus defectos. Y eso hace que me haya enamorado de Yumi, porque es alguien que podría ser cualquiera. A Aelita todo le sale bien, los demás pringan por ella. Pero ni Yumi ni Ulrich pecan de esto, luchan hasta el final y se lo curran en serio.

Así que Yumi encabeza este ranking, porque para mí, de todos los personajes que hemos dicho aquí, es quien más evoluciona (dentro de lo poco que se puede evolucionar dentro de esta serie) y quien más real parece.

Y hasta aquí este ranking. Me podéis dejar en comentarios si estáis de acuerdo conmigo o cambiaríais algún personaje de su posición. Os leo.

Merlí Sapere Aude, y un intento de reproducir un éxito… sin éxito

Tengo que reconocer que yo era de esas que esperaba con ansias la llegada de este spin off. Esperaba el regreso de mi personaje favorito de Merlí, Pol Rubio. Y cuando terminé esta primera temporada (sí, porque habrá una segunda, porque no tuvieron suficiente con hacer una mierda de primera temporada), mi primer pensamiento fue: ¿Qué han hecho?

Merlí es una serie buenísima, que, aunque su tercera temporada deja algo que desear, no es un desastre total. Muchos de los personajes evolucionan mucho, se atreve a darle voz a algunos colectivos en concreto, da mensajes potentes y geniales. Con estos antecedentes, yo esperaba que este spin off estuviera a la altura. Ya no digo mejor, digo a la altura. Y es que no le llega ni a la suela de los zapatos.

Merlí se centra en los años de bachillerato, por lo que los personajes comenzaron con un cierto grado de inmadurez que, a medida que pasaban los capítulos, iba dejando paso a una madurez como tal. Crecían, física y mentalmente. Y eso es algo de agradecer, porque nos damos cuenta de que no son personajes planos, sino redondos, con sus idas y sus venidas. Y por algo, Pol Rubio era mi personaje favorito, porque en mi opinión, fue el personaje que más evolucionó a lo largo de la serie. Pasamos de un chulo de instituto, matón, creído, un poco homófobo (no olvidemos sus primeras interacciones con este mundillo), a un personaje de mente mucho más abierta, más sensible, amigo y bisexual (aunque ya sabéis que ese caminito fue un poco regulero).

En Merlí Sapere Aude están en la universidad. Todos los personajes ya tienen de 18 hacia arriba. No se nota en ningún lado. El tono infantil que apreciamos en la primera temporada de Merlí vuelve a hacer acto de presencia, solo que esta vez, en lugar de estar en el instituto, estamos en la universidad. Esto me pone de muy mala hostia, porque da la sensación de dar un paso (uno o trescientos) hacia atrás. Hablaré con mas detalle de él, pero es que en Pol es tan evidente que ha involucionado que me da mucha rabia.

No comprendo la vuelta al tono infantiloide, y menos cuando los personajes están en la universidad. Ya son adultos, y perfectamente comprendo que no van a comportarse como un tío de 40 años, con la vida resuelta. Pero ya no tienen quince, y esos juegos que se llevan entre ellos me descolocan mucho. Se comportan como niños en el instituto, siempre de risas. Y esto no me gusta, porque esto me devuelve a los primeros capítulos de Merlí, donde eran tan inocentes y no habían vivido nada que eran muy inmaduros. Y en ese contexto lo entiendo, porque era el inicio de la serie, el inicio de sus caminos y vidas. Pero no ahora, Héctor Lozano, que están en la universidad.

Vamos a hablar de los personajes. Como esto es un spin off centrado en Pol, hemos tenido que decir adiós a prácticamente todos los personajes a los que acompañamos durante la serie Merlí. Así, de golpe y porrazo, es como si nunca hubiesen existido. A Tania la mencionan una vez en el primer episodio, pero poco más. De hecho, solo aparece Bruno, y ya os podéis imaginar por qué. Tengo que reconocer que en Merlí llegué a odiar a Bruno, por algo tan sencillo como su actitud de chulo creído y pasota, creyéndose algo que no era.

Sin embargo, llega este spin off y llego a sentir pena por él. No termina de gustarme, el personaje en sí me tira para atrás. Pero me parece súper injusto cómo se comporta Pol con él. Lo trata como si fuera un juguete, se aprovecha de él. Le hace daño. Sé que terminarán juntos, nos lo dejaron claro en Merlí. Y, de hecho, es lo que quería. Pero viendo esto, ojalá Bruno se dé cuenta de que se merece algo infinitamente mejor que Pol y lo mande a freír espárragos, porque el trato que le da es de lo peor.

Pero vamos a hablar de los nuevos personajes, tan detestables y pasables que solo hacen de esta serie un sinsentido más. Y comencemos con el nuevo interés romántico platónico de Pol, Rai. Este chico, ¿qué? Es que no sé qué decir de él. Lo detesto un montón. Tengo una amiga que lo adora, y a día de hoy sigo sin entender por qué. Es un pijo hetero básico donde los haya. Para empezar, le gusta mucho el incesto, porque a su tía le da por delante y por detrás. Se aprovecha de Pol y juega con él a sabiendas que nunca le podrá corresponder (recordemos, hetero básico). Además, tiene una actitud tan prepotente que cada vez que salía en pantalla pensaba a ver con qué nos viene ahora.

Y todo esto me lleva a su insufrible novia (no sé si llega a ser su novia, pero vamos, como si lo fuera), Minerva. Minerva es una chica argentina que se cree mejor que nadie porque ella lo ha pasado fatal, porque su situación económica no es la mejor, etc. Pisotea a sus amigos, se ríe y aprovecha de ellos. Tiene que estar siempre por encima de todo el mundo. Es que, ¿cómo no me va a caer mal esta muchacha, si es todo lo malo que puede haber en esta serie? No me parece bien que se justifique siempre con la excusa de que ella lo ha pasado mal y blablablá. No tiene ningún derecho a pisotear a nadie, y menos por eso.

Quien peor lo pasa por culpa de esta chica es Biel, mi personaje favorito de esta serie, el único que vale la pena. Es un buenazo, es un ser de luz. Y por eso, el creador de la serie decidió caer en los buenos estereotipos y putearlo por todos lados. Porque ya se sabe, si no eres un chulo prepotente, no tienes oportunidades en la vida. Así que, el pobre, recibe burlas por parte de sus “amigos”, Minerva lo desprecia siempre con una sonrisa, porque es tan bueno que no puede estar con él. Me parece detestable que lo traten de esta forma, porque no solo caemos en los estereotipos de el malote se lleva todo y el bueno es pisoteado, sino que, además, no aporta nada. Es hacerle daño porque sí.

Si ya en la serie de Merlí se perdía un poco, a partir de la segunda y tercera temporada, ese encanto que le daba trabajar la filosofía, en esta serie directamente no aparece. Buscaron crear una profesora que recordara a Merlí, que lo sustituyera. Bueno, supongo que podemos afirmar que se quedaron en el intento, porque la Bolaño, que es la nueva profesora, es una mierda como profesora y como mujer. Yo supongo que Pol estudia filosofía, porque nos lo dicen, pero, ¿dónde están esas clases en las que los alumnos trabajaban filósofos, corrientes de pensamiento, etc.? Se supone que esta serie trata de filosofía, pero bueno, que ese tema parece ser inexistente en esta serie. Lo han borrado del mapa.

Para mí, la esencia de Merlí era eso, la filosofía. Las escenas de clase en las que se estudiaba a un filósofo y luego se buscaba descubrir esa corriente de pensamiento en la vida diaria de los personajes. Y esto desapareció bastante en la tercera temporada, pero es que en este spin off directamente no aparece. Han eliminado la esencia de Merlí. Y sí, puedo entender que sin el personaje de Merlí, esa gracia se pierde un poco. Pero que esta señora es un despropósito total. ¿Una profesora que se ríe de su alumnado, que lo humilla, fuera y dentro del aula? No, lo siento, no puedo comprarte esto. Ciertamente, de lo peor que podrían haber hecho.

Y si este spin off se centra en el que FUE mi personaje favorito, tendré que hablar de Pol Rubio. Y no quiero hacerlo, porque este Pol Rubio no tiene nada que ver con el que dejé en la serie Merlí. Todo lo que vivió y aprendió parece haber desaparecido. Lo he dicho antes, ha involucionado un montón, porque me recuerda al del principio de la serie, con esa actitud chulesca y creída del principio.

En mi humilde opinión, se han cargado la esencia del personaje. Había evolucionado mucho, desde sus inicios. Si ves el primer capítulo de Merlí y el último (sin contar con la escena final en la que se supone que han pasado 10 años), te das cuenta de que Pol ha cambiado muchísimo en estos años. Y es una evolución perfecta. Tiene sus más y sus menos, por supuesto (ya sabéis que podéis echarle un ojo a la entrada en la que hablábamos en detalle de ello), pero está muy bien construido. Y ahora es como si hubiesen echado por tierra todo ese trabajo, encontrándonos un Pol Rubio que nada tiene que ver con aquel del que nos despedimos.

Me duele mucho que hayan hecho esto con el que es el personaje protagonista de la serie. Con los demás, mira, puedo llegar a aceptarlo, porque, al fin y al cabo, son personajes de paso, que ni me vienen ni me van. Pero con el protagonista no podían hacer eso. Cargarse la esencia de Pol Rubio es lo peor que podían hacer. No solo han tirado a la basura toda la evolución que hizo en su día, sino que, encima, es peor que antes. Es que encima, es eso. Que Pol Rubio está a un nivel peor que el que nos presentaron al inicio de Merlí. La involución.

Tres páginas me parecen demasiado ya para una serie que ha sido un despropósito total. Tenía muchas ganas de la llegada de este spin off, lo he reconocido. Esperaba que estuviera a la altura, y se quedó muy por debajo, borrando todo el trabajo de la serie anterior. Han destrozado a un personaje que me encantaba, han añadido otros que no aportan nada y que sobran por completo. ¿Veré la segunda temporada? Pues no lo descarto, porque he descubierto que Jordi Coll estará en el nuevo elenco y el muchacho me gusta bastante, por lo que puede que le dé esa oportunidad a la serie.

Estáis invitadxs a comentar con vuestras opiniones acerca de esta serie, tanto si estáis de acuerdo conmigo como si discrepáis en algo. Sabéis que yo siempre estoy abierta a leer opiniones varias, y os leo.

Merlí y lo que me chirría de la serie

Cuando estaba escribiendo el TOP5 de series a las que no esperaba engancharme, me encontré con que empecé a escribir y a escribir todo aquello que no me terminaba de convencer de la serie. Y de golpe, vi que había llenado dos hojas de Word explicando temas y tramas que no me gustaban de la serie, a pesar de que me encanta. Por lo que a mitad de borrador decidí copiar y pegar todo aquello que no tuviera relación con los motivos por los que me enganché a Merlí y dedicar una entrada exclusivamente a aquello que me chirría de la serie.

Antes de empezar esta entrada, quiero dejar claro que Merlí me encanta, me parece una serie buenísima, a excepción de esa tercera temporada, que bueno, no está fatal, pero que nos la metieron un poco con calzador. Trata temas muy importantes, como ya se ha mencionado, el colectivo LGBT, la diversidad familiar, sin olvidarnos de la propia filosofía. Ahora bien, en perspectiva, hay temas que no están muy bien representados y una vuelta de tuerca no les haría daño. Y no os preocupéis, que también hablaremos la siguiente semana de ese spin-off que, en mi humilde opinión, nunca debería haber existido.

Merlí, como profesor, me encanta. Es de esos que prácticamente nunca te vas a encontrar. Yo veía los capítulos y al día siguiente, en clase, me sentía fatal, porque me encontraba a mis profesores, que poco les importaba la educación, y luego pasa lo que pasa. Es un hombre que se preocupa por todos y cada uno de sus alumnos, se interesa por ellos, buscar siempre enseñarles dentro de un contexto próximo, aprovecha las oportunidades del entorno para enseñar y aprender.

Como profesor, es genial. Es todo lo que yo buscaba en mi educación y un poco a lo que yo aspiro como estudiante de educación (con un poco menos de implicación, pero ya entendéis lo que quiero decir). Ahora bien, a veces se pasa de listo. Puedo entender que tú, como profesor, quieras animar a tus alumnos a que sigan estudiando y formándose. Que después del bachillerato, corran a meterse a una carrera. Pero aquí ya nos encontramos algo que me chirría de la serie.

Entiendo el mensaje: sigue estudiando para ampliar tus fronteras y poder explorar muchas más cosas. Pero de ahí a que te dejen entrever que una chica que quiere ser peluquera va a ser menos que una que quiere estudiar enfermería en la universidad… Ay. Siempre se nos ha inculcado que aquellos que en lugar de estudiar bachillerato y, después, universidad, prefieren hacer formación profesional, son unos negados para los estudios y que por eso es preferible que directamente se metan en un negocio. Pues qué queréis que os diga, menos mal que después del bachillerato hice un grado profesional, porque con diecisiete años iba más perdida que un pulpo en un garaje.

Y esto es algo que me molestó un poco. El discurso de Merlí a Berta está bien, entiendo que la quiera animar a no dejar los estudios y a querer aspirar a algo más que la peluquería de su madre. Pero no pretendas decir que quien tiene un bachillerato es mejor que otra persona que no lo tiene, porque todos los trabajos son válidos, se haya accedido desde un ciclo formativo, desde un bachillerato, una carrera universitaria o desde ningún estudio. Por supuesto que quien tenga unos estudios podrá acceder a puestos con mayor sueldo, eso lo compro, porque se ha dedicado más tiempo a la formación, pero es igual de válido ser camarero que ser cirujano.

Pasemos a otros temas. Me flipa que en la serie dedicaran un capítulo en exclusiva a la gente trans y a la identidad y expresión de género. En el instituto llega una profesora substituta, una mujer trans a la que la jefa de estudios señalará en varias ocasiones, diciéndole incluso que ella no es una mujer auténtica, a lo que ella, toda digna, responde: “Tú serás una mujer auténtica, pero yo soy una señora”. Pues olé, está muy bien que, en una serie destinada a adolescentes, se trate un tema tan importante como la transexualidad y el ser transgénero.

Pero… Ay. Este mensaje pierde fuerza cuando metes a un señor con peluca a hacer este papel. Hacer eso me dice que ser trans consiste en ponerse una peluca y maquillarse un poco. Pues no, una persona trans no es alguien que se está disfrazando, es alguien cuyo género asignado al nacer no corresponde con el que verdaderamente siente. Y voy a insistir, el capítulo me parece magnífico, querer reivindicar toda esta temática en una serie dirigida a adolescentes, es genial. Pero ya que nos ponemos, lo hacemos bien. Será que no hay actores y actrices trans que puedan interpretar el papel de una persona trans, por no hablar de actores y actrices trans que puedan interpretar cualquier papel.

La intención era buena. Querer reivindicar este mensaje es muy importante, y más al público al que se dirigía. De hecho, os voy a dejar un video de Daniel Valero – Tigrillo y Elsa Ruiz en el que hablan precisamente de esto, de la representación trans en el cine y series de televisión, y puesto que Elsa Ruiz es una mujer trans, quién mejor que alguien como ella para que os lo explique. Si pincháis AQUÍ, podréis acceder al video, pero además os recomiendo mucho sus canales, el de ambxs, porque están muy bien y aportan mucho a la comunidad LGBT.

Antes de ir a por el tema de la bisexualidad (que da para mucho) quiero hablar de una escena icónica (o eso piensa la gente), que ha sido vista y comentada por todo el mundo. La escena del billete de 50€. Compro el mensaje que suelta Merlí, un billete de 50 euros seguirá valiendo lo mismo por mucho que lo pisoteemos, lo aplastemos y tal. Pero no puedo comprarle que le diga a Joan (que es a quien le dice todo este discurso) que es como el billete, que por mucho daño que le hagan, sigue valiendo lo mismo. No.

Un billete es un objeto material cuyo valor va mucho más allá de su simple presencia. Sí, el billete valdrá 50€ siempre, lo pises las veces que lo pises. Y en tu cartera tendrás billetes de 50 que serán preciosos, brillantes y lisos y otros billetes que estarán arrugados, sucios o con pintadas. Y los dos son válidos. Pero una persona no es un objeto material. Tiene sentimientos, pensamientos, formas de ser y de actuar. Y en el momento en que pisoteamos a alguien, esa persona deja de ser de 50€ a ser de 20€, porque le ha disminuido su confianza, porque hemos mermado su fortaleza.

Cuando se nos hace daño, ya no volvemos a ser nosotrxs mismxs. Porque en nuestra armadura hay una cicatriz, y siempre estará ahí. Lo que hagamos con esa cicatriz es cosa nuestra, y podemos seguir adelante o quedarnos en el dolor del pasado. Pero ya no somos la misma persona, porque algo ha cambiado. Y de ahí que no acepte el discurso de Merlí, porque comprendo lo que quería decir, y está muy bien. Pero la analogía no era la correcta. Cuando nos hacen daño, ya no somos un billete de 50€, ahora somos un billete 20, o de 10, o de 5. Da igual, pero tenemos un valor menor que antes. Estamos rotxs, y como he dicho, de nosotrxs depende volver al valor que teníamos antes.

Porque esto es muy importante de entender. Continuando con esta analogía, quiero aclarar que, si antes éramos billetes de 50€, no vamos a ser menos válidxs ahora que somos un billete de 20. Tenemos un poco menos de valor, sí, pero con el tiempo volveremos a valer 50, cuando seamos capaces de contemplar esas cicatrices y aceptar ese dolor que en su día nos hizo bajar el valor de nuestro billete.

Pasamos, por fin, al tema por el que comencé esta entrada de cosas que me chirrían de la serie. Y es la representación bisexual. Como ya comenté, Pol es el chulo de la clase, pero también bisexual, lo cual podría resultar una conveniencia de la trama, no descarto esta posibilidad. Esto no se da desde el principio de la serie, si no que se busca jugar con este elemento. Bruno, el hijo de Merlí, es gay, y está terriblemente enamorado de Pol. Con un juego de toma y daca, Pol comenzará a darse cuenta de que muy heterosexual no es, terminando la serie afirmando su bisexualidad.

Me gusta que se atrevan a darle voz a uno de los colectivos más menospreciados, tanto dentro como fuera de la comunidad. Es un camino que más o menos se lleva bien. No es excelente, porque como veremos ahora hay momentos que uf, chirrían muchísimo. Me gusta cómo Pol pasa de ser ese chulo insensible a uno más concienciado sobre la realidad en el mundo LGBT y, sobre todo, darse cuenta de que es bisexual.

Empecemos a hablar de las cosas que me chirrían acerca de esto, y comenzamos con los “sinónimos” o eufemismos que se nos pone a la palabra bisexual. Bruno, hablando con su amiga Tania, decide que su buen amigovio Pol es hetero curioso y hetero flexible. Sé que recuerdo especialmente esta escena porque me dolió la forma de tratar este tema tan a risa. Yo, que ya llevaba un tiempo dentro del colectivo B, me sentí algo atacada. Decir que una persona bisexual es hetero curiosa o hetero flexible no deja de ser una forma de invisibilizar al colectivo, dándole un nombre que no nos corresponde. Cariño, sí que el mundo que me rodea me produce curiosidad. No, cariño, no soy tan flexible como poner la pierna alrededor de mi cabeza. Ni hetero curiosa, ni hetero flexible. Bisexual.

Que Pol no quiera afirmar todavía que es bisexual es totalmente legítimo. Cuando te han dicho toda la vida que eso está mal, tardas un tiempo en poder afirmarlo públicamente. Necesitas un tiempo para asimilar que no encajas en los moldes establecidos, pero que no pasa nada. Y por eso, puedo comprender que Pol no quiera anunciar a los cuatro vientos qué es. Pero lo que hace Bruno es horrible para la audiencia y para parte del colectivo B que aún no tiene muy claro qué es. Repito, no somos curiosxs o flexibles, somos Bisexuales, y antes o después lo entenderemos y lo diremos públicamente, en función del contexto de nuestro entorno y la confianza que tengamos. Pero no manchemos la imagen diciendo que no tenemos claro lo que nos gusta, porque yo tengo muy claro por quién me siento atraída.

Pero ojo, que esto no es lo peor que han podido hacer por nuestro colectivo. En medio de la tercera temporada (una temporada sin ton ni son, pero bueno, el final no estuvo tan mal), aparece un personaje de lo más irrelevante, Efra (sí, prometo que se llama así), que, bueno, viene a provocar un poco de discordia en el personaje de Pol, porque resulta que a nuestro prota chulo le mola este irrelevante personaje, y decide tirárselo. Como ya tienen toda la confianza del mundo, Pol decide confesarse, y le explica que se siente atraído por Tania y por Bruno, pero que no termina de decidir con quién tendría que quedarse. Aquí ya vemos que algo va mal.

Efra, como buen amigo, podría haberle aconsejado que descubriera con quién se siente más cómodo, con quién disfruta más pasando el tiempo… Pero no. Nuestro buen amigo Efra decide hacer la peor, PEOR, analogía que podría habérsele ocurrido. Es que no tiene perdón de Dios. El tío abre el congelador, saca dos tarrinas de helado, de vainilla y de chocolate cada una, y le suelta la perla: “¿Para qué conformarte con uno, si puedes tener los dos?”. Es que incluso escribiéndolo me enervo. ¡Dios! No solo es una analogía que para nada representa la realidad del colectivo bisexual, sino que además no aporta nada.

Las personas no son cosas que puedas tener. Puedes cogerte una bola de helado de vainilla y al día siguiente una de chocolate. Vale. Pero aquí volvemos a hablar un poco de lo que comentábamos sobre la analogía de los billetes. No se puede hacer analogías en las que se compara a las personas con objetos materiales. Como persona, tengo sentimientos, y no se me puede comparar con un bote de helado de vainilla. Yo no elijo a mis parejas como cuando voy al supermercado. No puedo comprar el amor de una persona. Puedo comprar un helado, pero no a una persona. Efra, cariño, te has columpiado, pero bien.

Y por no hablar de lo más horrible de esta bonita analogía. Entiendo que coja dos tarrinas diferentes, porque Pol está indeciso entre dos personas. Pero, Efra, con la de helados que tiene que haber en ese congelador, ¿solo coges dos? ¿Qué pasa, que Pol solo puede elegir entre un chico cis género y una chica cis género? Vale que justo le gustan dos personas que coinciden con esta categoría. Pero vamos a ver, Efra, amigo mío, a Pol también podría gustarle un chico o una chica trans, una persona de género fluido, una persona de género no binario, etc. No encasillemos a las personas bisexuales.

Las personas bisexuales llevamos luchando mucho tiempo para que se entienda que no solo nos gustan personas cis género, sino también más allá de ese reducido sistema binario que divide a las personas. Se ha buscado crear e inventar miles de orientaciones diferentes que vienen a explicar lo mismo (véase Pansexual), pero si nos detenemos un segundo, veremos que, dentro del manifiesto bisexual, ya viene especificado que nos gustan las personas más allá de su género. Y en función de tus preferencias, tirarás más a un lado o no, ya según tus gustos. Porque recordemos que tampoco tenemos por qué ser 50-50.

Así pues, Efra, no te puedo comprar la analogía que has querido hacer. No puedo hacerlo, porque no refleja la realidad bisexual y lo único que hace es perpetuar los estereotipos y mitos de la bisexualidad. Nos ha representado como personas viciosas que lo quieren abarcar todo (aunque solo nos ha puesto sobre la mesa dos opciones, tampoco teníamos mucho donde elegir), y ni siquiera nos ha dado la opción de elegir algo fuera del espectro cis género.

Bueno, amigues, llegamos al final de nuestro largo discurso de cosas que me chirrían de la serie Merlí. Quiero volver a aclarar que la serie me encantó, y que la disfruté en más de un sentido. Pero, evidentemente, eso no implica que se libre de algunos puntos mal construidos o dirigidos. Llevo ya cuatro páginas de Word hablando de todo esto, y no quiero saturaros más (jeje). Podéis dejarme en comentarios si estáis de acuerdo o no conmigo, si añadiríais algo más, si quitaríais algo… Cualquier opinión es bienvenida, y siempre que se discuta respetando y debatiendo, estoy abierta a escuchar vuestros puntos de vista.

¡Hasta el siguiente martes!

TOP5 de series a las que no esperaba engancharme

Pues hoy os traigo lo que dice exactamente el título de la entrada. Un TOP5 de esas series que empecé por algún motivo y sin esperarlo me enganché a ellas. Me parecía un tema interesante del que hablar en este blog. Empezó como un simple blog de reseñas de libros y ahora hablo de tantas cosas que ahora ya me siento libre de hablar de series. Además, este tema era uno del que me apetecía hablar desde hace tiempo, porque os doy a conocer series que tal vez no habéis visto o no conocéis.

Antes de empezar este TOP, aclarar que seguramente me dejo muchísimas series que cumplen con esta premisa, y a lo mejor en el futuro hago una segunda parte de esta entrada, pero por el momento no me planteo hacerla. Además, las series estarán ordenadas por orden alfabético, para evitar preferencias y favoritismos.

Y dicho esto, empezamos con el TOP5 de series a las que no esperaba engancharme.

Castle

Y empezamos el TOP5 hablando de Castle. Cómo es que yo decidí empezar esta serie siempre será un misterio, porque ni yo recuerdo el momento en que pensé que podría gustarme. Siempre había visto que la echaban por la Cuatro (aquellos tiempos) y puede que me quedara a ver algún capítulo suelto, pero no llegaba a llamarme especialmente la atención.

Las series policiacas siempre me han costado bastante, porque las veo con una dinámica bastante repetitiva. Es decir, empieza el capítulo y los protagonistas, que están haciendo su vida normal reciben una llamada y tienen que investigar un caso que, después de 40 minutos de capítulo, resuelven porque son maravillosos y asombrosos y todo arreglado, volvemos a nuestras vidas diarias.

Aunque en esta serie también se vive esta dinámica, no queda tan mal construida ya que los demás elementos juegan muy bien. Sí, cada capítulo consiste en resolver un crimen, pero también dejaban tiempo para conocer a los personajes, descubrir sus inquietudes, qué les preocupa, sus intereses. Tienes tiempo de entender a todos los protagonistas, y ver el contraste entre sus vidas y sus trabajos.

Además, se juega muy bien el contraste entre el tono más infantil de Castle, así más juguetón y divertido, y entre el tono serio, marcado y pautado de Beckett. Es un contraste muy bien conseguido. Y luego se incorporan Espósito y Ryan (mi personaje favorito de toda la serie y nadie puede cambiar mi opinión), que también tienen su parte en este juego de contrastes.

Vamos a dejar claro que, para mí, la octava temporada no existe. Ese final no está bien. Deberían haberlo dejado en la séptima temporada, porque además el final es maravilloso. Quisieron alargar la serie y bueno, salió lo que salió. Tiene momentos memorables, sí. Pero la séptima temporada estuvo genial, y para mí, lo siento, pero esa octava temporada nunca debió de hacerse.

En conclusión, como he dicho, nunca esperaba engancharme a esta serie porque partimos de que se trata de una serie policiaca, que, aunque me atrae esta temática, normalmente se centran mucho en casos, casos, y casos, y se olvidan de todo lo demás. Pero en Castle no pasa eso, ya que combinan muy bien todos los elementos de manera perfecta. Tiene el personaje de Ryan que me parece adorable y me encanta. Y qué más queréis que os diga, ya he dejado claro que esta serie me encanta, y que os la recomiendo mucho.

Merlí

Tardé muchísimo en sumarme al carro de Merlí. Ya sabéis que a mí los productos nacionales (en este caso, producto catalán) me tiran muy para atrás. Pienso que no suelen estar a la altura de otras series americanas y suelo ignorar su presencia. Por eso, Merlí no me llamaba la atención, pensaba que me encontraría algo sin sentido.

La filosofía a mí me interesa bastante, y supongo que eso hizo que decidiera darle una oportunidad, porque en sí la serie no me llamaba la atención. No me interesaban tanto los líos amorosos y amistosos, sino que yo me metí por la filosofía. Y oye, me encantó.

Cuando empecé a verla, ya estaban emitiendo la segunda temporada, por lo que primero me vi la primera (valga la redundancia) y luego ya la fui viendo semana tras semana. Me encantaba como en las dos primeras temporadas (en la segunda a veces flojeaba, pero bueno, lo dejamos pasar) se trabajaba en cada capítulo un filósofo o filósofa diferente y luego todo lo que sucedía se relacionaba con las ideas de dicho filósofx. Era una dinámica perfecta, porque aprendías sobre filosofía viendo cómo se aplicaba a la vida actual.

Tiene capítulos memorables, ya que esta serie se atreve a hablar de la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad. El hijo del protagonista, Bruno, es gay, y está enamorado del chulo de la clase, Pol (quien resulta que es bisexual (¿conveniencias de la trama?, puede ser)), por lo que se busca explorar el colectivo LGBT y mostrarlo en cámara.

Y hablando de esos capítulos memorables, tengo que destacar uno de la segunda temporada en la que una profesora sustituta es una mujer trans, y mientras la directora (creo que era la directora, no recuerdo bien) la discriminaba, Merlí decide trabajar una filósofa que hablaba del género y la identidad, Judith Butler. Ese capítulo me parece espectacular, cómo intentan hablar del género, de la expresión de género, de cómo una mujer trans sigue siendo una mujer. De verdad que es un capítulo ma-ra-vi-llo-so.

Hay algunas cosas de esta serie que me chirrían bastante. Y, de hecho, había comenzado a explicarlos en esta entrada, pero me ha llenado como dos hojas de Word y aún me faltaba por explicar. Por lo que he decidido que voy a crear una entrada hablando de todo lo bueno que plantea esta serie, pero, también, de todo aquello que me chirría. Y en verdad me parece muy bueno este ejercicio que he hecho, de darme cuenta de que, aunque es buena la serie, unos cuantos retoques no le hubiesen venido mal. O no, porque eso también me ha hecho reaccionar, aunque haya sido a posteriori.

En conclusión, merece mucho ver esta serie, porque desde un punto filosófico está muy bien llevada, y además hay que quitarse el sombrero ante un producto que se atreve a llevar a la pequeña pantalla temas tan importantes como el colectivo LGBT de forma más o menos natural. Está en Netflix, con doblaje en castellano para aquellos que no quieran verla en catalán, así que no tenéis excusas para verla.

My roommate is a cat

Confieso que no esperaba NADA de esta serie anime. Me apareció por casualidad en el apartado de series recomendadas, así por las buenas, porque no tiene nada que ver con lo que yo tenía añadido a mi lista, y de verdad que no sé cómo es que me aventuré a empezarla. Y menos mal que lo hice, porque es una joya.

A simple vista, su argumento es muy sencillo y ameno. Y, de hecho, lo es, no nos engañemos. Es una dinámica muy sencilla, y cada capítulo nos sirve para mostrar el día a día de esta pareja formada por un escritor y una gata con la que se cruza y decide adoptar. El capítulo se divide en dos partes, ya que nos dejan ver este día a día desde dos puntos de vista diferentes. Y, bueno, todo funciona a la perfección en esta serie.

Creo que la magia de esta serie reside en que trata con mucha naturalidad temas tan importantes como el problema del protagonista, Subaru, quien tiene problemas para socializar con la gente de su entorno o el abandono y la muerte. En el caso de Subaru, tiene un amigo, y podría decirse que se lleva bien con su editor, pero poco más. Es gracias a la llegada de la gata que poco a poco aprende que no puede vivir solo, aislándose siempre. Si quiere cuidar de Haru (su gatita), deberá entablar relaciones personales con personas, y a lo largo de la serie vemos cómo va mejorando poco a poco este factor hasta el final.

Y en el caso de la gata, cuando nos muestran el día desde su punto de vista, me parece genial la naturalidad, como veníamos comentando, cuando hablan sobre su vida pasada a encontrarse con Subaru. No tienen miedo de ponernos en los flashbacks el cómo han muerto miembros de su familia, cómo tenían que luchar por sobrevivir. Y me gusta mucho que lo hagan así, sin muchos eufemismos. La imagen es clara,

Como he dicho, es un anime, que, si bien no llega a ser infantil, puede ir dirigido a todos los públicos. Pero, como ya se ha comentado, si yo esta serie la hubiese visto con cinco años no habría apreciado los pequeños matices que, siendo adulta, sí soy capaz de captar y entender. Así que os animo a que la veáis, porque creo que verdaderamente merece la pena.

Scream Queens

Quien ya me conozca un poquito, podía imaginarse que esta serie aparecería en este TOP. Y es que ya he hablado varias veces de esta serie. Scream Queens me apareció porque había añadido a su predecesora, Amierican Horror Story, y como son del mismo creador, la plataforma decidió que podría gustarme. Y aunque odio AHS, tengo que admitir que me encanta Scream Queens. La empecé porque estaba aburrida, sin nada que hacer, y pensé que por su argumento podría llegar a gustarme. Y acerté. Me encantan las dos temporadas que tiene, es muy divertida, tiene un humor muy bien conseguido, con toques de terror que crean una mezcla perfecta.

No me quiero extender mucho, porque he hablado tantas veces que ya resultaría cansina. Lo único que me queda por decir es que le deis una oportunidad, porque lo vale. El producto es muy decente y para echarte unas risas esa tarde que estás más aburrida, pues viene que ni pintado.

Sobrenatural

Parece que la haya dejado para el final expresamente, pero no, el orden alfabético lo ha hecho así. Y es que esto a lo mejor pilla por sorpresa a más de unx, pero yo nunca pensé que Sobrenatural se convertiría en la serie que es hoy en día para mí. La empecé a raíz de una recomendación de un amigo, y no tenía muchas esperanzas en ella. Esperaba que me gustara, sí, pero el producto con el que me encontré distaba mucho de lo que yo me imaginé al principio. Y menos mal.

Sobrenatural es mi serie favorita, y siempre que tengo oportunidad de hablar de ella, lo hago. Ya lo sabéis, me encanta, y que Dean Winchester es mi personaje favorito de todos los tiempos se sabe aquí y se sabe en Pekín. Sé que voy a llorar mucho cuando se emita el episodio final, porque voy a cerrar este capítulo de mi vida, y no sé si estoy preparada para ello. Llevo muchos años viéndola, siete concretamente, y pensar que esto se ve a terminar en menos de un mes, pues qué queréis que os diga, no lo llevo nada bien.

Recomiendo esta serie un montón, porque lo tiene todo: acción por doquier, elementos sobrenaturales, valores como la familia y la amistad, risas y llantos… En fin, que para mí es una obra maestra que tenéis que ver sí o sí. Sé que son muchas temporadas, quince (ay, si yo cuando la empecé a ver solo tenía nueve…), pero una vez coges el ritmo, ya no hay vuelta atrás.

De cómo Martin Mystery me llevó a Sobrenatural

A veces resulta muy interesante echar la vista atrás y ver tu recorrido a lo largo del tiempo para ver qué decisiones te han llevado a dónde estás hoy en día. No soy la misma persona que hace un año, y algo que entonces me encantaba, ahora puedo odiarla. O viceversa.

Pero esto no lo veo solo yendo un año atrás, a veces estas observaciones las puedo llevar más allá e irme a mi infancia. Y es que hay una serie que yo recuerdo con especial cariño, que ya habréis podido imaginar cuál es viendo el título de la entrada: Martin Mystery.

Esta serie era una de mis favoritas (sigue siéndolo), entre otras de las que me estoy planteando también crear una entrada hablando de ellas. En medio de esta cuarentena se me ocurrió que podría ser buena idea volver a verla y disfrutarla como cuando era pequeña y rememorar todo lo que me hizo sentir y aquellas tardes jugando imitando la dinámica de sus episodios.

Haciendo esto, una alarma sonó en mi cabeza a medida que iba viendo la serie. Y esto se relaciona con el título y el primer párrafo de la entrada. Porque volviendo a ver los episodios me di cuenta de que, de alguna manera, el hecho de que me gustara mucho (por trama, por personajes, por lo que sea) ha influido en mis gustos actuales. Y es que, analizando con detenimiento, de alguna forma, que me gustara Martin Mystery ha influido directamente en que hoy en día mi serie favorita sea Sobrenatural.

Ambas series cuentan con una gran similitud. Hay dos hermanos (hermanastros, en el caso de Martin Mystery, pero que se tratan directamente de hermanos) que luchan contra seres sobrenaturales y de otros mundos. Es evidente que nos encontramos ante un formato muy parecido. La dinámica en los episodios se repite: hay un caso de un ser sobrenatural que está haciendo de las suyas, los hermanos viajan al lugar en cuestión, arreglan el desaguisado y todo vuelve a la normalidad.

También hay diferencias, evidentemente. En Sobrenatural, muchísimos de los monstruos provienen de leyendas y mitos nuestros, de la cultura popular. En cambio, en Martin Mystery la cosa cambia: nos introducen en el mundo de los extraterrestres y de sociedades y mundos paralelos. La gran mayoría de casos son relacionados con extraterrestres, experimentos científicos o locuras de este tipo.

Al ser de dibujos animados, la máxima diferencia que se aprecia, más allá del argumento, es en los propios personajes. No hay una evolución clara. Se puede intuir que vamos avanzando en el tiempo por pequeñas pinceladas, pero no porque se aprecie bien. Volviendo a ver la serie, no se aprecia bien esta evolución. En cambio, después de 15 temporadas, volviendo a ver Sobrenatural, esto es más que evidente. Ves a esos chiquillos inocentes que todavía no habían perdido nada, para ver cómo van creciendo y convirtiéndose en las personas que posteriormente veremos en los siguientes capítulos.

No es que de Martin Mystery pasara directamente a Sobrenatural. No fue hasta mucho tiempo después que Sobrenatural llegó a mi vida, y fue de la mano de una recomendación de un amigo. Entonces, ¿podemos decir que Martin Mystery me llevó a Sobrenatural? Pues la respuesta sigue siendo afirmativa.

Como ya venía diciendo al inicio de la entrada, viendo nuestro recorrido a lo largo del tiempo, nos damos cuenta de cómo lo que veíamos de pequeños influye en nuestro presente. Y que a mí me gustara tanto una serie con estas características como lo es Martin Mystery, inevitablemente, iba a provocar que en el momento en que yo empezara Sobrenatural me sintiera atraída por esta serie.

¿Y de dónde sale esta atracción? Pues del sentimiento de familiaridad. Ya lo hemos ido viendo, hay similitudes entre ambas series, y aunque al principio fuera de manera inconsciente, yo me sentía tranquila viendo Sobrenatural, y por algo era. De alguna manera, yo ya había vivido algo similar en el pasado, así que yo ya estaba familiarizada con todo este universo.

En realidad, no me quiero extender mucho más. Solo quería compartir con vosotros estas preocupaciones y cavilaciones mías, en las que pienso demasiado. Es muy interesante observar el camino recorrido y ver cómo todo aquello que hacíamos en el pasado nos ha convertido en lo que somos hoy en día, en cómo nos ha llevado a determinados contenidos, determinadas personas, etc.

Y darme cuenta de que el contenido que yo veía de pequeña, de alguna manera, me ha llevado a hacer lo que hago ahora y a ver les series que veo, pues qué queréis que os digo, me parece muy interesante de ver.